Manizales: Noche de Nobeles con Futuro

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En una noche de frío ambiental y calor taurino inicio una edición más de Toros y Ciudad, en Manizales. Se corrieron novillos de Salento, bien presentados en general.

Redacción: Javier Baquero JABA

Manizales – Colombia. En una noche de frío ambiental y calor taurino inicio una edición más de Toros y Ciudad, en Manizales. Se corrieron novillos de Salento, bien presentados en general.

El primero de la noche fue para Simón Hoyos con mucha variedad en la capa frente a un cárdeno de buenos andares. Brindó en el centro del ruedo al medio aforo congregado en los tendidos, para dar paso a muletazos de trazos largos y seguridad en la emoción del actuante. Hoyos anduvo entonado, aunque la música no entonó acordes al burel que se desvanecía sin peligro alguno. Con una espada con voluntad y falta de oficio, natural para el joven torero. Un recado de los clarines mientras claudicaba el de Salento.

El segundo fue para Felipe Miguel Negret, con la capa lanceó poco, pero con deseos desbordados por la vencido del negro novillo. Con la muleta, rodillas en tierra se robó los primeros oles del público, labor nada fácil pues el ejemplar se vencía reiteradamente por el pitón derecho y por el izquierdo pasaba a media altura sin mayor lucimiento. Las ganas destellaron sobre las condiciones del oponente. La espada encontró camino en todo lo alto sin mayor molestia.

En tercer lugar, del festejo saltó Fredy Velásquez quién saludo con una larga cambiada, para luego lancear suavemente a uno que miraba muchos por encima de las tablas. Ricardo Santana en el tercero recibió una fuerte golpiza al caer tras caminar hacia tras. El cárdeno de Salento tenía los suyo y fácil no fue, mirón y con malas ideas al embestir. Hubo mucha voluntad, pero no alcanzo para descifrar las complicaciones. La espada tampoco fue fácil y el palco le recordó el tiempo, que se hizo eterno para Velásquez, sin darse cuenta. Tres y dobló.

En cuarto lugar, vimos a Currito Pimentel, el nieto de Don Jero, que saludó con mucha donosura la nobleza del cárdeno. Ya con la muleta mostró que le funciona la cabeza y aplica lo que la genética le dio. Siente frente a la cara del toro y transmite. Como tacha por momentos sus pies no encontraron la quietud, pero es abonarle el sentimiento y las ganas de agradar dentro de los cánones del buen torear. Con la espada presuroso, mostró inmadurez normal para el proceso y asignatura que se puede superar.

El quinto un bonito cárdeno salpicado que dejó lucir a Daniel Sánchez, que con la capa puso alegría en los tendidos. Brindó a sus dos mentores, Perla Ruiz y Pinada. La muleta ayudo a engrandecer la dedicatoria, ilusión y ganas en muletazos de enjundia e ilusión trazados con mucho salón y corazón. La espada asignatura para corregir, pese a lo cual hubo petición de trofeo. Palmas novillo y vuelta al ruedo del novillero.

Para el sexto Sergio Alzate saludo a un negro que saludo con media de rodillas a uno que se malogro y hubo que llevarlo a media altura, formula que dosificó la actuación en buena medida. La espada también quedó en deuda, lo cual es excusable.

Para el cierre el niño rejoneador Juan Simón Londoño, quién regresaba a la plaza. Un niño caliente que con 14 sueña con ser el rey en caballo. Agrupó en los palos, quizás con velocidad, pero entendible. Cayo del caballo, el novillo atropello y el chaval sin inmutarse, se levantó y de nuevo al caballo. A esa edad hay mucho que aprender, pero también es mucho lo alcanzado con dedicación y preparación. Agrupa y eso es de destacar mucho, lo demás vendrá con el tiempo. Tiene afición y valor del bueno. El acero será certero con el tiempo, tiempo del que tiene un montón por delante.

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