Alejandro Gaviria Representa a Ricardo Rivera en Colombia

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El Matador Alejandro Gaviria en uso de buen retiro, quien es a su vez criador de bravo con bases en la extinta Icuasuco y que llevo como mentor al Rejoneador Juan Rafael Restrepo y a los Matadores Luis Miguel Castrillón y José Arcila, une sus dotes al buen Matador Ricardo Rivera.

Redacción: Héctor Esnéver Garzón Mora

Ubaté – Colombia. El Matador Alejandro Gaviria hace llegar a esta redacción el comunicado expedido por el Matador Ricardo Rivera donde expresa: «He designado como representante en Colombia al Señor Alejandro Gaviria, quien a partir de la fecha (22 de noviembre 2022), será la única persona autorizada para hablar en mi nombre. Ricardo Rivera, Matador de Toros»

Es de recordar que el Matador Alejandro Gaviria en activo dejo un sabor exquisito en la interpretación pura del toreo en las plazas que pisó, alcanzó elogios significativos desde los aficionados de hueso colorado hasta la prensa taurina nacional e internacional, cosechó importantes triunfos desde 1995 cuando se ajustó el primer traje de torear, actuó en mayor parte de las plazas nacionales e hizo de novillero periplo por Ecuador y México, precisamente en el país manito representó a Colombia en el certamen internacional de novilleros, donde obtuvo los máximos trofeos. El 27 de diciembre de 1998 tomó la alternativa en la Feria Taurina de Cali, de manos del Maestro Manuel Caballero, atestiguando la ceremonia el hoy figura (José Antonio Morante) Morante de la Puebla; el toro que lo hizo Matador fue «Fosforito», marcado con el número 517 de 447 kilos de la ganadería Las Ventas del Espíritu Santo. Ya en uso de buen retiro inició el proyecto de la cría del toro bravo a goteras del municipio de Fusagasugá, donde con ejemplares provenientes de la extinta dehesa Icuasuco, sigue buscando encontrar el tipo de toro que gusta a su concepto, camino de tiempo y pasión, que por fortuna como cualidad tiene este bogotano.

En otros menesteres de la tauromaquia también ha caminado con el mismo decoro con el que toreo, pues goza del don de gente, ha hecho empresa en varias partes del país, manejando ferias importantes como la de Sogamoso en el departamento de Boyacá, la de San Juan de Rioseco y Arbeláez en Cundinamarca. Como representante, mentor o apoderado a llevado con alta dignidad carreras como la del Rejoneador Juan Rafael Restrepo y los Matadores Luis Miguel Castrillón y José Arcila. Ahora inicia ese mismo ejercicio con el Matador Ricardo Rivera.

Ricardo Alfonso Alejandro Rivera Cuellar (Ricardo Rivera), nació en Pradera (Valle del Cauca) el 19 de octubre de 1983, inició su formación taurina en la escuela de Santiago de Cali y la continúo en la de Salamanca, en el periplo ibérico sumó veintiséis festejos sin caballos y luego de debutar con caballos en la ciudad de Cúcuta el 06 de diciembre de 2003, sumó en España otras ocho comparecencias. De ahí pasó a México a fortalecerse en concepto y oficio en la escuela taurina de Pastajé, donde depuró su concepto e inició a ganarse al exigente público azteca, a la postre en la Plaza de Toros El Nuevo Progreso de Guadalajara, el 11 de noviembre de 2007 recibe su doctorado de manos del Maestro Cesar Rincón, ante el toro “Siempre Adelante” de ganadería «Begoña», donde corta su primera oreja en el nuevo escalafón; atestiguaron esta emotiva ceremonia esa tarde los matadores mexicanos Arturo Macías y Joselito Adame.

Ricardo Rivera se presentó este año en la Monumental de Manizales, en el marco de la feria «Toros y Ciudad» que organiza Cormanizales y en este certamen se convirtió en el triunfador contando una muy significativa y merecida oreja al ejemplar que le tocó en turno, ese día desplegó el toreo fino que lo ha caracterizado, estuvo muy consiente de querer estar en la feria grande de la capital caldense, abrió sin medida su concepto, porque en capa dejó unas acompasadas verónicas bien rematadas con una muy personal media y en muleta hilvanó una entonada faena, cargada de parsimonia, tandas justas bien trasteadas, templadas, gustándose y rematándolas con mucha naturalidad. La pena fue el pinchazo que antecedió la buena estocada, porque era una labor de máximos trofeos.

Estos dos baluartes de la tauromaquia se unen y es de celebrar porque cada uno desde su función tienen potencial y podrán seguramente revitalizar, no solo su potencial, sino también dar ese aire que hoy requiere la tauromaquia de Colombia, nombres cargados de verdad en esta profesión que hoy no está siendo valorada como lo merece, enhorabuena a este nuevo equipo.

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