Sin Fondo, Exigentes y De Justo 1 Oreja

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Intachable presentación de los Guachiconos, lamentablemente sin finales y una terna que en la medida de su capacidad lo dieron en el ruedo, solo Emilio de Justo corto oreja.

Redacción: Héctor Esnéver Garzón Mora – Foto: Cañaveralejo 2018

Cali – Colombia. “Las hechuras nunca fallan” es la expresión que en muchas ocasiones afirmamos, en un porcentaje muy alto se cumple, pero también en una medida corta, no y eso lo evidenciamos en la segunda tarde en la feria taurina de Cañaveralejo 2018, pues los ejemplares de la ganadería Guachicono, sin tacha alguna en su presentación, no tuvieron finales, se defondaron (sin fondo) e impusieron un grado de exigencia que obligo a la terna a echar mano a los recursos propiamente de lidiadores, claro está que los tres, lo hicieron cada uno a su estilo, llegando así a momentos de torería muy bien valorada por la parroquia.

Estamos últimamente acostumbrados a valorar las faenas con toros que se mueven, que van y vienen, sin importar incluso como lo hagan y aún más preocupante, sin ver las posturas y el grado de riesgo del actuante, se nos viene olvidando esa expresión antiquísima de que “cada toro tiene su lidia”, que la virtud del torero es precisamente el de acoplar la rusticidad del animal a la medida estética, que cada ejecución es como un pincel en el lienzo, que cada trazo deja una obra para admirar y que las faenas son la consecuencia de la simetría pura entre toro y torero; este argumento hace ver la importancia de la oreja conseguida por Emilio de Justo, que en labor de lidiador no perdió su postura, que lo ofrecido por el burel lo tradujo en elegancia vistosa y que sin importar el valioso tema de la profunda movilidad, dosificó e hilvano una faena bien premiada por el palco alto.

Es duro abrir plaza, más aún cuando se es local y las exigencias vienen como cascada, fuertes, sin pausa, indescifrables, por ello muchas de la figuras piden a las empresas no ser cabezas de cartel, romper el hielo no es fácil así se tenga la virtud. Por ello es justo enmarcar en dos cuadros diferentes la actuación del torero bogotano, lo percibimos muy incomodo en el que abrió plaza, algún sector del tendido lo increpó por su actuación, pero la verdad es que el ejemplar no era fácil, él (Ramsés) planto cara en lo que considero que era justo y el capítulo quedó ahí, sin historia favorable. Luego vimos al Ramsés que conocemos, evidenció ganas de triunfo, seguramente lo motivo la actitud del burel, no consiguió el objetivo anhelado pero plasmó su intención por el cual fue acartelado.

La tauromaquia moderna a dejado a un lado importantes cánones, entre ellos el de exponer, la depurada técnica ha sido el libreto para aliviar el riesgo, pero ver un joven torero con actitud antaña es más gratificante porque se le devuelve al arte de Cuchares esa esencia de la puesta en escena entre toro y torero: la verdad medida en poderío. Ginés Marín ha escalado en su corta carrera precisamente por lo visto en su actuación en Cali: el buen uso de los trastos, el pisar terrenos del toro, el valor seco, el pensar delante del burel, el aprovechar cada condición y el mantener una postura estética y elegante en cada ejecutoria, lo único lamentable en Cañaveralejo fue el no rubricar certeramente  con el acero para que su debut hubiese sido premiado.

Ficha del Festejo

Plaza de Toros de Cañaveralejo – 2ª Corrida de Feria – Toros de la Ganadería Guachicono impecablemente presentados, exigentes y sin fondo. Ramsés: División de opiniones y Tibias Palmas tras avisó. Emilio de Justo: Oreja y Palmas con saludo desde el tercio. Ginés Marín: Palmas con saludo tras aviso y Palmas tras aviso.

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