98 Años Después

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Conmemoriación, sol, lleno, seis cuvillos encastados y tres toreros distintos para la mejor corrida de la feria. Naturalidad de Ferrera, exquisitez de Manzanares y arrobo de Talavante. Cortaron de a oreja.

Paseíllo destocado e inmóvil. Silencio sepulcral. Un grito destemplado profana. Se ignora y se completa el homenaje hasta que la banda entona “Gallito”. La plaza de bote en bote rememora y ovaciona la primera de tantas veces en la soleada tarde.

Núñez del Cuvillo, tres colorados, dos negros y un jabonero. Parejos, en sus 561 kilos promedio, bien puestos y finos de pitones, tuvieron por denominador la casta, la nobleza, la media fuerza y la poca fiereza. No dieron épicas peleas con los caballos pese a que el sexto tumbó. Pero en las lidias atacaron con franqueza exenta de imbecilidad. Procuraron los engaños con temperamento, exigiendo mando y temple. Uno le marcó un puntazo a Manzanares al quitar por verónicas. Otro tumbó. Primero, tercero, quinto y sexto fueron aplaudidos en el arrastre.

Este Antonio Ferrera, de la madurez, liberado de la necesidad, encuentra mayor acogida en Las Ventas. Menos pirotecnia y más intimismo. Lentitud, temple, relajo, pausa en su personal expresión. Al primero, suelto en los primeros tercios, le administró entonadamente su limitado poder en series precisas.  Toreó al natural, por izquierda y derecha, y pegó una señora estocada. Oreja. Al cuarto le dio una verónica circular, tanto que el toro terminó parado encima de los vuelos del capote. Pero fue manso, se quedaba a medio camino del segundo pase y terminó en tablas. No se descompuso nunca. Solo hasta el metisaca bajo que fue la peor nota de la tarde.

Hay unos espectadores (pocos) habituales de gradas en Sol, que no digieren la tauromaquia de Manzanares, o lo que les evoca. Le pitan porque sí y porque no. Están en su derecho, claro, tanto como los otros de aplaudirla. Lo curioso es lo mucho que influyen, que abruman. El segundo, flojo, rebrincado y áspero, salía de las surtes con cabezadas arriba y sin embargo, fue domeñado en los medios. Pero no a trallazos. Con la sedosa delicadeza de un temple muy difícil ante tal rudeza y por tanto muy valioso. Nada. El manso se echó y se la cobraron al torero. El estocadón de libro fue ignorado con un silencio injusto, ¿medroso?

El quinto, acometió también con altanera repetición. Cinco verónicas y media, bellas. Otras cuatro no menos al quite, antes de que el pitón en un derrote le girara en el aire. La muleta trazó, despacio, nítida, en tandas de a cuatro y el remate porque la raza no daba para más. Dos de ellas, una derecha y otra izquierda fueron de alta estética para quien pudiese captarla. Rugió la plaza y la oposición enmudeció. El volapié, toreado y la gran estocada, merecieron por si solos el trofeo. El alicantino ha vuelto a recordar en Madrid, a tirios y a troyanos, que la suerte suprema es la suerte suprema.

Talavante, todo lo contrario. Cuenta con simpatía general. Se la ha ganado, sí. Pero también porque Madrid es así. Quiere al que quiere. Y el extremeño lo justifica. Además le tocaron dos buenos. Quietud, sitio, exposición, dramatismo (manes de Antonio Corbacho). Faenas ambas de gran contenido, con esa tesitura. El rostro lobuno, el rictus estoico, la melena desgreñada, los pies clavados, la mano autoritaria y la verdad por delante. Rindieron la plaza. La del tercero, finiquitada con espadazo hondo algo pasado y tardo que recibió la oreja, y la del sexto, que alcanzó cotas de gran intensidad y le abriría sin duda la puerta grande, la pinchó dos veces, para irse a pie, ovacionado.

He estado muy cerca de como a mí me gusta torear” fue su declaración final.

FICHA DE LA CORRIDA

Madrid. Miércoles 16 de mayo 2018. Plaza de Las Ventas. 9ª de San Isidro. Sol. Lleno total. Seis toros deNúñez del Cuvillo, 561 kilos promedio, parejos bien presentados y armados, astifinos, encastados y algo blandos. Aplaudidos 1º, 3º, 5º y 6º.

Antonio Ferrera, oreja y silencio.

José Mª Manzanares, silencio y oreja.

Alejandro Talavente, oreja y ovación.

Incidencias: Minuto de silencio inicial e interrumpido en memoria de Joselito El Gallo. Saludó Juan José Trujillo tras parear al 6º. Ovacionado Miguel Ángel Muñoz por su vara al 6º.

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