Diego Ventura magistral, recibe la misma oreja que Rui Fernandes y Lea Vicens. Encierro propicio de El Capea…
Redacción: Jorge Arturo Díaz Reyes, 17 V 2025
MADRID / 8ª SAN ISIDRO – Don Víctor Oliver García concedió tres orejas a petición cada una de la inmensa y agitada mayoría, dos de ellas tras muertes que cuesta trabajo creer que se premien en Las Ventas. Punto para los que dicen que los premios los concede el público por encima de reglamentos y cánones. Allá ellos que alegan además que en el arte del marqués de Marialva, tanto la ética como la estética tienen otra dimensión.
Pues en esa dimensión, el único rejón de muerte en la tarde, colocado arriba con ejecución correcta, aunque ligeramente pasado, y quizá por ello no fulminante, como los bajonazos premiados igual, fue el del hispanoluso Diego Ventura al quinto. Tuvo que descabellar, y lo hizo a caballo, (otro ítem), al segundo intento. Es que todo lo hizo montado, torear, matar, recibir la oreja, dar la vuelta como un pregón de que las cabalgaduras tienen tanto mérito como él. Animalista. Derecho animal.
Y no coronaba una faena, coronaba las dos, pues con el segundo estuvo tan deslumbrante como con este, Lo que pasa es que a ese lo mató tras pinchazo y bajonazo trasero, contrario. La belleza e increíble doma de Guadalquivir, Querido, Nómada, Bronce, Lío, Fabuloso, Brillante…, se hace creíble cuando se les ve con su jinete a lomos, parecen parte de él, o él de ellos. Toreros. Los largos viajes a dos pistas con los romos pitones a un milímetro, las salidas por rendijas imposibles contra las tablas, el mando y la colocación del toro, los quiebros en la cuna, las ejecuciones a dos manos y sin bridas, hacen dudar de que en la larguísima historia del hombre y el caballo hubiese antecedentes de igual compenetración y unidad.
No creo que ninguno de los jinetes del egipcio Ramsés, del romano Marco Antonio, del uno Atila, del francés Murat, del infame séptimo de caballería, o del mismísimo John Wayne hubiese llagado a esos niveles. Es lo que se viene a la cabeza frente a su natural e ilógica facilidad en la realización de lo inimaginable.
Fuera de la suerte suprema, si es qué acaso en el toreo se puede prescindir de ella, Rui y Lea lucieron. Cada cual a su manera. Y el público que otra tarde preciosa colmó la plaza se lo pasó bomba. Hasta yo, que no soy fan de la modalidad.
Pues en esa dimensión, el único rejón de muerte en la tarde, colocado arriba con ejecución correcta, aunque ligeramente pasado, y quizá por ello no fulminante, como los bajonazos premiados igual, fue el del hispanoluso Diego Ventura al quinto. Tuvo que descabellar, y lo hizo a caballo, (otro ítem), al segundo intento. Es que todo lo hizo montado, torear, matar, recibir la oreja, dar la vuelta como un pregón de que las cabalgaduras tienen tanto mérito como él. Animalista. Derecho animal.
Y no coronaba una faena, coronaba las dos, pues con el segundo estuvo tan deslumbrante como con este, Lo que pasa es que a ese lo mató tras pinchazo y bajonazo trasero, contrario. La belleza e increíble doma de Guadalquivir, Querido, Nómada, Bronce, Lío, Fabuloso, Brillante…, se hace creíble cuando se les ve con su jinete a lomos, parecen parte de él, o él de ellos. Toreros. Los largos viajes a dos pistas con los romos pitones a un milímetro, las salidas por rendijas imposibles contra las tablas, el mando y la colocación del toro, los quiebros en la cuna, las ejecuciones a dos manos y sin bridas, hacen dudar de que en la larguísima historia del hombre y el caballo hubiese antecedentes de igual compenetración y unidad.
No creo que ninguno de los jinetes del egipcio Ramsés, del romano Marco Antonio, del uno Atila, del francés Murat, del infame séptimo de caballería, o del mismísimo John Wayne hubiese llagado a esos niveles. Es lo que se viene a la cabeza frente a su natural e ilógica facilidad en la realización de lo inimaginable.
Fuera de la suerte suprema, si es qué acaso en el toreo se puede prescindir de ella, Rui y Lea lucieron. Cada cual a su manera. Y el público que otra tarde preciosa colmó la plaza se lo pasó bomba. Hasta yo, que no soy fan de la modalidad.
FICHA DEL FESTEJO
Sábado 17 de mayo 2025. Madrid, Plaza de toros de Las Ventas. 8ª de San Isidro. Sol. Casi lleno. Seis toros arreglados para rejones de El Capea, Carmen Lorenzo y San Pelayo, propicios.
Ruy Fernándes, saludo y oreja.
Diego Ventura, silencio y silencio oreja.
Lea Vicens, silencio tras aviso y oreja.