Roca Rey, Mucha Ética y Ninguna Estética
Redacción: Carlos Crivell – sevillatoro.es
En el toreo hay conceptos éticos y estéticos. Lo ideal es la conjunción de ambos. El torero que ahora mismo reúne los dos aspectos es Morante, que mantiene un compromiso ético único con la tauromaquia, expresado en su manera de realizar las suertes y en la búsqueda de los valores eternos, junto a un componente estético que no hace falta ahora señalar por su evidencia. Esta tarde de la Feria de Abril, Roca Rey ha consumado en Sevilla una tarde más con su estilo más que definido. La ética de Roca es su ambición, el sitio que pisa, lo bien que liga los pases, lo que baja la mano, en fin, es su manera de interpretar el toreo. Pero ese toreo está totalmente ayuno de estética, es decir, que no es bello. La belleza es algo personal, e incluso puede que haya quienes disfrutan de las formas del peruano porque les parezcan muy atractivas, pero, desde un punto de vista objetivo, su tauromaquia, tan llena de valores, carece de belleza.
En esta su primera aparición en Sevilla ha estado a punto de abrir la Puerta del Príncipe, lo que hubiera sido un desatino mayúsculo. El fallo con la espada en el sexto le ha impedido cortar esa oreja que le hacía falta para volver a salir en volandas por la puerta de la gloria torera. Porque en su primer toro, de una nobleza excepcional, ha cortado dos orejas, concedidas por la presidenta después de escuchar un aviso antes de entrar a matar. No es una ley escrita lo de no cortar dos orejas con avisos; es una cuestión de prestigio para la plaza. Ya lo hizo en otra tarde y lo ha vuelto a repetir. La presidencia de las corridas en Sevilla conlleva un alto grado de responsabilidad, se debe tener personalidad, hay que ser capaces de aguantar una bronca, porque para dar lo que pide le público no hace falta nadie en el palco.
Otro asunto no menor es la presentación de la corrida. Se dice que los presidentes están sometidos a muchas presiones. Es posible. Pero si quien ocupa el sillón presidencial no es capaz de imponer su criterio y se resigna al de los taurinos, lo mejor es dejar el puesto. La corrida de Victoriano del Río ha estado mal presentada. El toro de lidia no es solo un animal con dos pitones – con sus bolitas, por cierto -, sino que tiene que tener un remate completo, un morrillo, una badana y unos cuartos traseros que le definan como toro digno de la Real Maestranza. La corrida de Victoriano ha carecido de todo eso.
El tercero fue un alma de la caridad. Se plantea algo que habla bien de Roca Rey: le embisten más toros que a nadie. No cabe duda que su estilo lineal de toreo por abajo ayuda mucho a los astados y aparecen más nobles. Ese tercero fue de una gran calidad. El peruano dejó crudo al toro en el caballo. En la primera entrada ni le hicieron sangre al soltarse la puya. Comenzó con cuatro estatuarios, un molinete y el de pecho. Ya en el centro, dos tandas en línea con la derecha, figura arqueada, mano baja y compás abierto en exceso. Todo eran ganas y ambición carente de la mínima estética. La plaza crujió con uno de pecho en circular. Fue listo y le dio tiempo al toro antes de ponerle la muleta con la izquierda con dominio absoluto de la escena. Más derechazos y naturales y su clásico final en cercanías. Lo mató de una estocada y paseó dos orejas. A un toro tan simple y pastueño hay que romperlo con toreo bueno de verdad.
Como siempre ocurre, se esperaba la traca final del sexto para que cortara una oreja más que le abriera la Puerta del Príncipe. El sexto fue una raspa con pitones. Lo paró y ganó terreno con lances hasta rematar en el centro del ruedo. De nuevo el tercio de varas fue simbólico, lo que no fue obstáculo para que el público aplaudiera al piquero. Tras unos banderazos en el tercio, lo sacó para torear con la diestra. En uno de pecho sufrió un desarme. Fue otro toro de acusada nobleza que acabó rajado al final. Toreó a destajo con muletazos sin enjundia, el toro acabó en tablas muy frenado, fue una faena que no merecía premio, pero la gente estaba por la labor. El fallo con la espada le quitó una Puerta del Príncipe que hubiera sido un evidente exceso.
Miguel Ángel Perera sorteó uno noble y rajado en primer lugar. Su labor, que brindó a El Juli, fue muy entonada. Abusó de toreo con la derecha en tres tandas ligadas, no explosivas, y no pudo torear a gusto por la izquierda, que como es habitual en casi todos los toreros cogió muy tarde. Tras matarlo de una estocada, la petición fue minoritaria. Con el desfondado por manso y rajado cuarto no pudo lucirse.
Acabó su feria Juan Ortega y no hay apenas nada a lo que agarrarse en este año. Al segundo lo toreó bien de capote. El toro fue muy deslucido, manso, se fue a toriles y no embistió por derecho. El quinto se rebrincó por los dos pitones y puso en peligro la anatomía del torero sevillano con unos derrotes alevosos. Sin toros, Ortega ha finalizado su ciclo sevillano. Habrá que verlo en otras plazas, porque a este torero no le falta estética.
Plaza de toros de Sevilla, 7 de mayo de 2015. Decimosegunda de abono. No hay billetes. Seis toros de Victoriano del Río, mal presentados, muy terciados todos, de mal juego en general por mansos y desfondados. Destacó la nobleza del tercero.
Migue Ángel Perera, de azul marino y oro. Estocada (vuelta al ruedo). En el cuarto, estocada caída (silencio).
Juan Ortega, de verde manzana y oro. Estocada desprendida (silencio). En el quinto, estocada caída (silencio).
Roca Rey, de celeste y oro. Estocada (dos orejas tras aviso). En el sexto, dos pinchazos y estocada atravesada (silencio tras aviso).
Saludó en el segundo Antonio Chacón. Muy aplaudido Óscar Bernal en el quinto y Sergio molina en el sexto. Perera le brindó a El Juli el primer toro.