La Lente de Erick Cuatephoto en Nuevo Progreso

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El ruedo de una plaza de toros es inviolable. Es un recinto sagrado. Muchos hombres de verdad han regado su sangre en ese sitio. No es un lugar para payasos ansiosos de atención y menos durante una corrida de toros. Si quieren exposición o atención practiquen valores y busquen difundirlos, nada justifica que los mortales comunes pisen un lugar que debe pisarse solo por los toreros. Son valores que debemos entender todos.

He conocido a muchos toreros, y he tenido el privilegio de acompañar a muchos más, nunca he sabido que alguno le guste pinchar, qué difícil es todo esto, carajo jugarse tanto la vida arriesgar todo y que un volado lo decida la suerte de matar aún y cuando toda la lidia está diseñada para la suerte de matar sigo sin entender por qué este exclusivo momento es el que define quién triunfo o quien fracaso, sé muy bien, cuando se llega a las habitaciones de ese hotel, lo que duele a todos, no sólo al Matador a todo el equipo a haber pinchado un Toro haber dejado pasar esa puerta grande. Hoy Luis David se jugó la vida, lo vi a arrimarse como nadie que injusto que los aceros impidan la Gloria.


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