Un Gran Toro – 3ª SAN ISIDRO

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Bastonito se arranca a la 2ª vara desde los medios. Foto: Las Ventas
Redacción: Jorge Arturo Díaz Reyes

Francisco de Manuel saluda una ovación con un gran toro. Calita y Álvaro Alarcón, esfuerzos silenciados. Una renuente corrida de Ibán matizada por un bravo.   

Fue quinto en una tarde nubosa, de público a tres cuartos, muy activo. Los toros protestados de salida, luego eran aplaudidos en el arrastre, como castigo a las bregas difíciles, laboriosas, ignoradas cuando no rechazadas con pititos, tatatás y puyas gritadas, que desarmaban los intentos de reconocimiento de los piadosos domingueros.

Así estaba la plaza cuando el negro salpicado, veleto, astifino, de 592 kilos, apareció en el ruedo con su histórico nombre y apellido, amenazando abrumar con prontitud, ímpetu y repetición al que fuera. Francisco de Manuel, trató de contenerle sin desmerecer con lances a dos manos hasta los medios desde donde lo dejó en suerte de varas. —Muy lejos dijeron— mientras la mayoría aplaudía complacida. Ya el tercero se había arrancado dos veces de allí. Y este lo hizo de una, galopando codicioso y cargando contra el peto largamente, pitones abajo, encelado. Cuatro chicuelinas y una media quitaron. Y otra vez allá, por allá. Y otra vez Luis Alberto Parrón esperó sereno el ataque bravío, colocando el hierro en sitio y aguantando, bajo una ovación de gala. ¡Otra, otra! gritaban los que aun veneran la bravura. Pero matador y presidente coludidos, negaron esas tres varas a ley que hoy solo se conocen por infolios historiales. Y que seguro hubiesen pasado a la historia posmoderna.

Como si estuviese tan ofendido como el público, “Bastonito” esperó despectivo a Sánchez Araújo y a Duarte que tuvieron que pasar cautelosos tirándole de lejos y al sobaquillo, temerosamente, cuatro banderillas de a una en una, entre protestas. Cuando el madrileño fue a los medios para brindar, el respetable se hallaba tan enojado, y tan de parte del toro, que rechazó en buena parte la ofrenda. Mala educación, de todos modos. Pero Madrid es Madrid y no tiene levas con nadie.

Entonces, allí mismo de rodillas, cerca de la montera, Francisco citó al torazo en tablas y lo esperó no muy sembrado, para cuatro derechas redondas cada vez más acosadas. Incorporado por obligación, una trinchera y un desdén buenos, mejoraron la impresión de derrota. Mucho toro. La siguiente tanda de cuatro por el mismo lado y el remate fue la mejor. Ligada, baja, templada y acompasada con la fiera y humillada embestida. Las acciones del torero fueron al alza de inmediato.

Pero en la siguiente y en las otras la sincronía y el mando fueron perdiéndose mientras las acometidas lucían más. La inmerecida negación de la muleta, en plena pelea, dejaba la miel en los labios y al bravo pidiendo guerra. Ya le dijo, hace bastante más de un siglo, Frascuelo a Ponciano Díaz, cuando el mexicano en el paseíllo rogaba
—Maestro, quiera Dios que me salga un bravo.
Hijo, si te sale un bravo estás liado— le previno el granadino.

Pues no tanto, pero casi así, se notaba la diferencia de poder. Hasta que al final, la fogosidad vino a menos y hubo incluso alguna mirada a tablas. Ya camino de ellas, cuatro ayudados bajos a rodilla doblada un natural y un forzado recuperaron crédito. La estocada meritoria, honda, vertical no tuvo efecto, tampoco dos descabellos fallidos y el buen toro murió malamente, injustamente, tardíamente con dos avisos. El arrastre fue ovacionado duro, y luego sacaron al tercio al que como tantos había soñado siempre con que le saliera un bravo en Las Ventas, y en San Isidro. Frascuelo era sabio.

Lo demás, no fue que no tuviera trascendencia, la tuvo, en ese ruedo todo la tiene. Pero fue una trascendencia dispar.  “Barberito” el tercero, hizo ovacionar también a Juan Francisco Peña con dos galopes tendidos desde los medios para dos atinadas varas. A este también le pidieron la tercera, pero al parecer Usía, don José María Fernández Egea, es poco amigo de esas cosas. Juan Carlos Rey brilló a gran altura con dos pares de alto riesgo al segundo que había hecho pasar en blanco repetidamente a su compañero de tercio. Igualmente “Pirri” con el sexto.

El mexicano Calita pasó sin pena ni gloria con un lote al que anduvo las más de las veces al unipase y matando defectuosamente.

Álvaro Alarcón trabajó digno sin lucimiento, ni recompensa para sus dos estocadas letales al parado segundo y al estulto sexto.

La corrida será recordada por este otro “Bastonito” no fue perfecto, quizá no de vuelta al ruedo por su fatigado final, pero sí un gran toro de Madrid, por trapío y bravura. La gran despedida que le brindó la plaza lo dijo.
FICHA DEL FESTEJO

Madrid. Domingo 12 de mayo 2024. Plaza de Las Ventas. 3ª de San Isidro. Nubes. Tres cuartos de aforo. Seis toros de Baltasar Iban, 543 kilos promedio, cuatreños menos el 3º, deslucido menos el bravo 5º. 
Calita, silencio tras aviso y silencio.
Francisco de Manuel, silencio tras aviso y saludo tras dos avisos.
Álvaro Alarcón, silencio y silencio.

Incidencias: Ovacionado los picadores Juan Francisco Peña y Luis Alberto Parrón, por sus tercios con el 3º y el quinto respectivamente.  

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