De Justo… y Necesario

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La corrida de Algarra en Almendralejo guardaba en su último cartucho un toro que justificaba todo eso y ante él un torero capaz de expresarlo.

Redacción: Paco March – Cultoro.es – Web Aliada

Almendralejo – España. Sábado de Gloria para Emilio de Justo. Sucedió en Almendralejo y ocurrió en el sexto, de Luis Algarra y por buen nombre “Andorrano”.

Un toro de embestidas profundas, humilladas, largas. Y un torero en sazón. Catorce años desde la alternativa, sin desfallecer, en un recorrido duro, de pocos contratos y corridas de esas que invitan a todo menos a “ponerse bonito”, ya me entienden.

La faena a “Andorrano” fue un crescendo de muletazos hondos, arrebujados, en series rematadas todas ellas con pases de pecho catedralicios. El toro de Algarra tomaba la muleta por abajo con entregada nobleza y el torero extremeño conducía las embestidas con mando y dulzura, mientras el cuerpo todo se iba tras ellas.

El escritor franco-hispano-mexicano y exiliado republicano Max Aub escribió en su fugaz (tres meses) retorno a España en 1969 “La gallina ciega. Diario español” donde recogía sus andanzas por un país al que tanto amaba y en el que ya no se reconocía, la crónica de una desilusión. En él explicaba una tarde en que fue a los toros, en Vistalegre, con los escritores Ignacio Aldecoa y Javier Pradea, el cineasta Antxón Eceiza y con Domingo Dominguín como anfitrión. De la corrida, dura y con diestros modestos, Aub constata: “No se aburre uno un segundo, son toros para lidiar y los lidian. No es la presencia de la muerte. Es el juego, el arte, la sabiduría, la inteligencia, la fuerza”. La corrida de Algarra en Almendralejo guardaba en su último cartucho un toro que justificaba todo eso y ante él un torero capaz de expresarlo.

El mismo Aub, que se reconocía como aficionado a los toros, explicaba veinte años antes, en “Campo francés” (dedicado a los campos de concentración tras la Guerra Civil) su ideal de torero y toreo: “El torero, de estatura mediana, sólo, en los medios, llama al toro y lo torea. Dándole a los brazos a lo que es de los brazos, salida; a las manos lo que es de los vientos, aire; a las piernas lo que es de las piedras, quietud”.

Así torea, así toreó a “Andorrano”, Emilio de Justo.

Y ahora que la incierta temporada taurina anuncia sus primeros carteles y ferias (si la pandemia y la autoridad lo permiten), que en ellos y ellas esté De Justo es, además, necesario.

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