La Ovacionada Casta

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El 1º descabalga a Agustín Romero. Foto: www.las-ventas.com

En la decimocuarta corrida de San Isidro, el novillero Francisco de Manuel saluda dos ovaciones, mientras que Ángel Jiménez y El Galo pasan silenciados. Encastado encierro, cuatro arrastres ovacionados.

Decían antes que a La Quinta le costaba mucho entrar en Madrid porque no daban ni el volumen ni el peso. La casta nunca se la pudieron cuestionar. Bueno, pues a partir de este San Isidro ya no podrán recriminarle nada. Tanto la corrida de toros que abrió la feria el 14 de mayo, con sus hechuras, 588 kilos promedio y cuatro arrastres ovacionados y la novillada de hoy con su tipo, 513 kilos promedio y otros cuatro arrastres ovacionados, echaron por tierra la leyenda negra.

Seis santacolomeños tresañeros, parejos, entipados, todos cárdenos, de proporcionadas encornaduras, fueron pronto a los caballos, pero pelearon en distinta forma. Encierro no cómplice, de los que gustan en Las Ventas, de los que arrancan peros y pucheros melindrosos a quienes consideran que los toros deben salir al ruedo a dejarse burlar y matar sin oposición. Los que pagan juzgaron; en dos tardes, de doce reses al ruedo ocho se fueron entre palmas. Allá los otros.

Francisco de Manuel, quien fue doblemente saludado, levantando incluso tenues peticiones de trofeo, estuvo bien. Pero hubiese podido estar mejor. Lució con el capote y con la espada. Bastante menos con la muleta, la cual no pudo ejercer dominio suficiente sobre su arrogante lote. De haberlo hecho, quién sabe qué estaríamos diciendo ahora. Pero no lo hizo. Al tercero, de tablas a medios, le meció cinco verónicas, una media y una larga, que quizá fueron el momento más luminoso de la soleada tarde. Temple, postura, verdad, mando y compás. Y entre varas, dos más y otra gran media. Iván García, como por no desentonar, se desmonteró tras lucido tercio. De allí en adelante las cosas fueron para “Callejito”, que a las dos primeras oportunidades derrotó y enganchó por la pierna, como diciéndole, ojo que aquí nos estamos jugando la vida los dos. Al unipase cauto llegó el madrileño hasta el pinchazo y una estocada letal que motivó la salida al tercio.

Con el sexto, libreto similar. Diez gustosos lances y dos medias, que si las firma otro por ahí que ya sabemos, quien sabe lo que estaríamos oyendo. Ventea duro, toda la tarde fue así. Toda la feria, digamos la verdad. Cruza la extensa arena de tercio a tercio templando de espaldas, cosas de la juventud, para cambiar el terreno, y… nada, tras el segundo derechazo una colada de advertencia –si no me manda el trapo, voy al bulto –Espasmódicamente, de a dos, de a tres, la brega transcurrió movida y enmendada hasta el estocadón que arrancó el otro saludo.

El ecijano Ángel Jiménez, mostró finas maneras, a lo cual contribuyó la muy atenuada embestida del primero. Castigado duro por Agustín Romero a la revancha de su descabalgada. Para peor, a la salida de la segunda paliza se dio un salto mortal. Lo que quedó, un caminar cansino y dócil, permitía la compostura, pero no la emoción. Un pinchazo en mala parte y una estocada excéntrica, no hallaron eco. El cuarto, bravucón y áspero fue un problema insoluble para él. Pinchó abajo una vez, arriba otra y le puso media espada tendida. Silencio profundo.

André Lagravere “El Galo”, se dejó llevar más por el deseo que por el pensamiento. Toreo raudo, de poco temple, de mano alta, de pies inquietos y de más que ligazón, de incapacidad para vaciar y parar las acuciantes embestidas de su muy encastado lote. Pero lo que no se le puede tachar al mexicano su entusiasmo. Estocada desarmada y tendida al segundo y al quinto con el cual se asentó un poco más y se hizo aplaudir en banderillas, Un pinchazo y una espada tendida.

La raza del encierro, el viento y el peso del compromiso hicieron mella en la terna, la cual, como dijo el ganadero Alvaro Martínez Conradi al final, por una u otra razón no halló el triunfo.

FICHA DEL FESTEJO
Madrid. Lunes 27 de mayo de 2019. Plaza de Las Ventas 14ª de San Isidro. Dos tercios de aforo. So y viento. Con caballos, seis utreros de La Quinta, cárdenos, bien presentados y encastados. Cuatro arrastres ovacionados, 2º, 3º, 5º y 6º.

Ángel Jiménez, silencio y silencio.
André Lagravere “El Galo”, silencio y silencio.
Francisco de Manuel,

Incidencias: Saludó Iván García cortas parear al tercero.

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