Se acarició el toreo

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Morante de la Puebla fue ovacionado, José María Manzanares selló la faena de la tarde y Alfonso Cadaval tomó la alternativa dando una vuelta en el sexto. Tres toros buenos de Juan Pedro Domecq.

TEXTO: EMILIO TRIGO / FOTOS: SARA DE LA FUENTE

Juan Pedro Domecq lidió una buena corrida en Sevilla con hasta tres ejemplares de nota. Segundo, quinto y sexto destaparon mucha clase y entrega. Con este material, el toricantano pagó de forma dura la popularidad de su apellido. Hoy, la Maestranza estuvo caprichosa con un joven chaval que defendió su tauromaquia con entrega, naturalidad, variedad e incluso con desparpajo para  responder a los quites de Manzanares Morante. A Alfonso Cadaval no le pesó la tarde ni tampoco la presión exigente del respetable, que no valoró como en otras ocasiones a los toricantanos noveles. El sevillano aprobó el duro compromiso aunque lógicamente deberá avanzar en su interior. Morante igual que ayer se quedó sin toros y mostró toda la disposición y voluntad del mundo. Mientras Manzanares, volvió a encumbrar ese toreo diferencial que posee en sus muñecas. Josemari le tomó el pulso a su par para obrar dos faenas claramente de Puerta del Príncipe pero la espada se la privó. Y es que la terna acarició el toreo con sensibilidad. Morante con su capote, Manzanares con la muleta y Cadaval con su concepto. Una solitaria oreja en la estadística final es un pobre balance para una tarde de mucho contenido.

‘Piripi’ de Juan Pedro Domecq abrió  la tarde. Un ‘taco’ de  bonito y bien hecho el toro de la alternativa para Alfonso Cadaval que lo recibió con decoro en lances a la verónica. Hubo son pero no demasiado acople por la deslucidez en la embestida del inicial. A favor la suerte de varas sin castigar casi nada. El abreplaza se mostró sosito en la lidia y llegó con incertidumbres de gasolina en su interior al último tercio. Brindó a su padre el toro del doctorado. Cadaval firmó una faena llena de buen corte donde sus muletazos viajaron al son de la naturalidad. Tuvo gusto el quehacer del sevillano ante un animal que fue bajando la intensidad de su acometida hasta transmitir bajo mínimos. El toricantano le puso la gracia que le faltó a su oponente, pero se encontró a una Sevilla demasiado exigente en su labor. La parroquia estuvo muy expectante con el joven Cadaval. Ovación.

Runrún’ segundo de la tarde del mismo hierro. El Juan Pedro metió la cara con brío en el capote del cigarrero que le cuajó un saludo a la antigua usanza. Verónicas empujando al toro hacia delante, abriendo los caminos con la pierna genuflexa y abrochando con una media de ensueño. Dos varas de Aurelio  Cruz en buen sitio tuvieron el premio de una gran ovación. El toro mientras tanto en la lidia fue arisco, áspero,  puesto que tenía la manía de pegar un tornillazo al final de su recorrido. Morantecomenzó en el tercio con sabor pinturero pero tras sacarlo a la doble raya el Domecq no terminaba de entregarse. Embestida tardía con un punto de brusquedad ante la torera muleta del hispalense. El sevillano estuvo persistente en su quehacer pero careció de recompensa artística. Por encima de su oponente al que finiquitó de casi entera en buen sitio.

Noramalo’, tercero de Juan Pedro, humilló mucho en el precioso saludo del alicantino. Manzanares toreó por verónicas con las muñecas acompasadas y la planta erguida. En varas lo dosificó en dos entradas cuasi perfecto Paco María.   Un toro que acudió con mucha clase al percal de Josemari en el quite por chiquelinas y de igual forma, a las verónicas de Cadaval en su turno de quite. Manzanares amasó a un extraordinario toro que fue bravo y enclasado, pero al que había que había que hacerles las cosas muy bien y Josemari estuvo impecable con él. Faena plena de naturalidad, sin toques y tan sólo acariciando las telas para dormir el eterno natural. El de Alicante ofreció un toreo muy caro en series de muchísimo nivel donde el apresto del muletazo era majestuoso. Ligazón  y temple en todo momento y por ambos pitones que aderezó con detalles de carteles. Las trincherillas de adornos fueron cumbres como la totalidad de su obra. Espadazo arriba y oreja que pudieron ser dos como así las solicitó el respetable.

‘Recovero’ saltó en cuarto lugar. Este Juan Pedro ayudó a Morante a estresarse con plenitud en el capote. Lo recibió galleando con el ‘bú’, averónicas arrebatas y chiquelinas barrocas. Acarició con despaciosidad y torería la tela rosa. El segundo del lote del sevillano era un tío con 606 kg que salió del caballo encogió. Pareció estar sangrando mucho tras la suerte de varas, lo que unido a su volumen, proporcionó que se fuera diluyendo. Otra vez y van cuatro, sin suerte en el lote, aunque otra vez y van cuatro, en la Feria estuvo francamente dispuesto. Al final, se  defendió el toro y desbarató cualquier esperanza en el epilogo. Estocada en buen sitio y ovación.

‘Retornero’, quinto. Un colorado acapachado de preciosas hechuras que deambuló abanto en el primer tercio. Un punto mansito en esas divisiones pero metiendo bien la cara. ‘Chocolate’ lo picó muy bien y De la Rosa igual en banderillas. El quinto fue un toro obediente de gran entrega y fijeza en el engaño. Un toro siempre dispuesto, presto a embestir a los vuelos de la muleta. Manzanares fue alzándose con su embestida e imprimiendo intensidad a su magnífica labor. Un Josemari pleno en naturalidad cinceló series al natural con hondura y mucho temple, a pesar del molesto viento que se hizo presente en la Real Maestranza. Manzanares, con el compás abierto, roto, toreando con longitud de trazo y embebiendo al noble toro por la panza del paño rojo. Se abandonó tanto que tropezó en un molinete el Juan Pedro con su matador y el susto fue mayúsculo. Tremenda voltereta que hizo volar por los aires el alicantino con una muy fea caída. Gracias a Dios sin mayores consecuencias. Sin que se resintiera de lo sucedido le endosó otra tanda de mucha pasión en los tendidos. Sonó un aviso antes de la suerte suprema y tras pinchar un par de veces recibiendo otro más. La espada le quitó una rotunda Puerta del Príncipe.

‘Poderoso’ el sexto, segundo de Cadaval. El sevillano  volvió a interpretar la verónica con buen estilo pero retornó a pagar una expectación demasiado fría o escéptica con él. Alfonso Cadaval lo dio todo y recibió  incredulidad por parte del público que hasta después de enjaretar de rodillas en los medios cinco y el pecho no entró en su quehacer. Lo dio todo el joven matador y ni por esas la gente se llegó a enterar de lo que estaba viendo. Faena con gusto y temple de Cadaval ante un toro con clase y fondo a pesar de romperse la pezuña derecha. Por cierto tampoco la gente vio ese accidente del toro que se produjo en banderillas. Le cogió los dos pitones para torearlo muy despacito y ligado. Pinchazo y estocada. Vuelta al ruedo con alguna protesta.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Tercera de la feria de San Miguel. Corrida de toros.

Entrada: «Lleno»

Toros de Juan Pedro Domecq. Bien presentados y de buen juego. Destacaron los enclasados y repetidores segundo, quinto y sexto.

Morante de la Puebla; Silencio y Ovación.

José María Manzanares; Oreja y Vuelta tras dos avisos.

Alfonso Cadaval; (que tomaba la alternativa), Ovación y Vuelta con ligeras protestas. 

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