Portugal rechaza prohibir las corridas de toros

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Tumbada en el Parlamento la propuesta para abolir esta «manifestación cultural», sin olvidar que el animal no muere en las plazas del país vecino

El debate fue tenso en la Asamblea de la República, pero finalmente la propuesta de abolir las corridas de toros a la portuguesa (sin muerte del animal) resultó tumbada. Y eso que ocho diputados socialistas y uno conservador votaron a favor, pero el grueso del partido en el poder se posicionó en contra, al igual que uno de sus socios fundamentales: los comunistas y el CDS-PP de Assunçao Cristas.

Las argumentaciones saltaron a la palestra con una progresiva pasión, pero lo cierto es que el Bloco de Esquerda se distinguió como la única formación con un cierto grado de significativa representatividad que respaldó la iniciativa de Personas, Animales, Naturaleza (PAN), que solo cuenta con un escaño en el Parlamento luso.

Vegetarianos por ley

Eso sí, se puso de manifiesto la polémica suscitada por el mero hecho de plantear esta cuestión. Basta recordar lo que dijeron dos diputados independientes adscritos al gobernante Partido Socialista: “Si diésemos nuestra conformidad a esta prohibición, sería algo así como aprobar la obligatoriedad de que los portugueses se convirtieran en vegetarianos por ley, pues cualquier alimentación de base animal se asocia a los malos tratos a los animales”.

La postura más beligerante llegó, en consecuencia, desde las filas del Bloco de Esquerda (lo más parecido a Podemos que hay en Portugal), radicalmente contra “la violencia de los animales” y contra “la cultura de la masacre”.

Tradición cultural

La sorpresa, una vez más, vino desde el frente comunista, dispuesto a preservar la tradición cultural de las comunidades locales y los puestos de trabajo ligados a la organización de las ‘touradas’ (según la denominación en portugués).

De acuerdo con las acusaciones vertidas por el convocante PAN, el resultado de la votación indica que “los desmesurados intereses económicos priman sobre los patrones éticos”. Y prosiguió: “No entendemos que la Asamblea de la República defienda la no violencia contra los animales y, sin embargo, no saque adelante esta propuesta”. Un ejemplo de su frustración por la falta de sustento desde el lado socialista.

El enfrentamiento estaba servido y un diputado del PS le contestó: “La prohibición radical llevaría conflictos innecesarios de portugueses contra portugueses”. A su juicio, las corridas “forman parte de la cultura popular portuguesa y es el deber del Estado proteger las manifestaciones culturales”.

La ironía también hizo acto de presencia desde el conservador PSD: “¿Para qué abolir lo que está en declive, como dicen ustedes mismos?”. “A unos les gustan los toros y a otros no, pero no tenemos por qué prohibirlos”, se sumó el CDS-PP.

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