Mano a Mano a Menos

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En una tarde gris, como el contenido de la misma, se corrió la última tarde de toros en la Feria de Manizales. Se anunció un mano a mano, que finalmente quedó disparejo y disonante, gracias a la falta de materia prima para el lucimiento. Tres orejas de Roca que se adelantó en el marcador con oponentes muy pequeños para su envergadura.

El Juli, azul marino, oro y cabos blancos

1 toro, #442: 448 kilos Silvestre, negro

Con una larga cambiada saludó El Juli. Pocas Verónicas y luego de la vara remate por chicuelinas.

Brindó al público que aguantaba las gotas de agua.  Por bajo de tablas al centro, haciendo todo muy despacio y con mimos ante uno que tenía poca fuerza.

La muleta fue muy dosificada y templada. Se fundamentó con la derecha a media altura. La mano izquierda llegó a probar en redondo. Hubo tiempos de receso, en pro del astado. La calima cubría el ruedo, como en tarde londinense.

Como con imán en una nueva tanda, Julián, llevó prendida la embestida en redondo. El astado escarbaba y El Juli le da a distancia. La locutora colectiva en los tendidos. La espada. Sus manos y dificultades para poner en suerte al astado, espada hasta los  gavilanes. Contraria y un poco trasera. Aviso y el toro tapado para el descabello. Fuertes palmas. Palmas

3 toro, #499, 470 kilos, Habanero, negro zaino.

Ya habiendo pasado la garúa El Juli, inició su labor con Habanero, uno suelto de salida, al que saludó con dos lances. Luego en el centro mando para tres verónicas y media.

Brindó a Cristian Garcés y por doblones al centro del ruedo. Muy planchada la muleta. Rápidamente, bajo la mano y el toro, la cara arriba al final de paseo. Con la muleta en la mano izquierda había menos producto, por lo que retomó la derecha. Por donde encontraba más entrega y profundidad. Los muletazos de trazo largo y bajando la mano, poniendo todo lo que el toro se reservaba. Tres encuentros con la espada para pasaportar al corto de embestidas.

Brindó a la representante a la cámara Ana Rogelia Monsalve, defensora de la fiesta brava. La faena a un bajo de casta, aunque con nobleza y galope. Andrés llamaba de largo y el toro no hacía caso del engaño. Caminaba e iba con desdén. Roca arrancó los muletazos de uno en uno.  La espada en dos viajes no cumplió metí saque y pinchazo. Estocada delantera. Otra vez el acero se llevó el triunfo.

5 toro, #429, 460 kilos, Madremonte, negro.

En el viaje al capote el toro no se emplea. Pasa inédita la capa.  El toro peleó en el caballo.

Sin brindar, El Juli llegó a la cara del toro, sin poder dilucidar por donde encontrar la fórmula mágica. El toro se frenaba, se distraía y el madrileño prefirió buscar el acero. Pinchó en cinco ocasiones tras entrar prevenido a la suerte. El verduguillo fue el rematador. Fuertes pitos al toro y silencio a El Juli.

Andrés Roca Rey, rosa, oro y remates en blanco.

2 toro,   #442, 452 kilos, Clarinete, negro

A la Verónica inició el peruano, mientras el astado gazapeaba. Verónicas cargando la suerte y templando. Una vara de nada en la cabalgadura de Cayetano. Luego por gaoneras y re pera.

Con la uñeta no brindó. A un toro que poca emoción entregaba, le inició una faena totalmente quieto logró encadena una primera tanda donde el temple dominó. Luego con la izquierda hizo lo propio y dejó espacio al toro. Hubo técnica en lo planteado, imantó al toro hasta que duró. Junto a tablas, cuatro redondos espectaculares para poner final a la faena. Estocada completa. Una oreja con petición de una segunda.

4 toro, #1, 456 kilos, Perdicero, chorreado

Verónicas de buena factura, revolera para rematar. Roca dejó el toro en la mitad del ruedo para la vara de Viloria. En la boca de riego por chicuelinas, chicuelinas y remató por revolera.

Con la muleta fue poco lo que se pudo hacer con uno de otra línea. Faena de trámite y acero pesado.

6 toro, #62, 448 kilos, Centellita, negro lucero

El del cierre de la feria Roca ilusionado lanceó con Verónicas prendidas por toro. Buena vara de William Torres. Brindó al público, rodillas en tierra en el centro del ruedo, un cambiado por la espalda y cuatro muletazos por derecha. El público se rompía las manos.

Cambio de muleta y a torear en redondo con trazos largos, templando mucho las embestidas distraídas del toro. Mucha muleta en la cara fue la fórmula perfecta.  La faena cambió de terrenos respetando los deseos del Gutiérrez.

El toro faltó de bravura, vio cómo el peruano lo dejaba por momentos para recomponer el aire y poder seguir el engaño. Pegados a tablas toro y torero, exprimió lo que había. Estocada bajita y fulminante, sin puntilla. Dos orejas arrancadas.

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