La Posibilidad de lo Imposible

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Bajo el aguacero descomunal, los enrazados del Capitán Barbero pelearon a fondo. Garrido desorejó al tercero y Román al quinto. Arcila se fue silenciado.

Redacción: Jorge Arturo Díaz Reyes – Cronicatoro

Manizales – Colombia. No más aparecer el primero la lluvia se desató. A chuzo. Ya ni modo, adelante con los faroles. Pero cuando lo arrastraron era el diluvio, ni se veía. El ruedo era un pantano y la suspensión de la corrida parecía un hecho. Sin embargo, Román salió al tercio y con ademanes pidió al palco que soltaran el segundo. De una, saltó “Buenavida”, negro, bello, bajo, enmorrillado, astifino, cornidelantero y ávido atacó un lanceo de brega, la vara en sitio de Ospina, y puso en aprietos a los banderilleros antes de desencadenar su bravura contra la muleta del valenciano, que le distanciaba y echaba fuera, sin negar el pico. Era una furia incontenida que a punta de persistencia fue acatando el trazo tanto por uno y otro pitón. Pasaba y volvía con hambre de trapo levantando estelas de agua en suertes de dispar estética. La navegación se hizo de altura y leguas, hasta el desplante de rodilla en tierra que significaba más reconocimiento que alarde victorioso. La estocada en guardia y el descabello afortunado no hicieron honor, pero sí la ovación al arrastre.

Con el quinto, “Jinete”, buenmozo de 504 kilos, chorreado en castaño, que completó el que sin duda fue el mejor lote de la buena corrida.  Salió Román a la revancha, mas, de nuevo con el capote divagó sin concretar un prólogo sustancioso. Viloria castigó la fiereza en la justa medida, y en banderillas Carlitos Rodríguez le lució y se lució. Llovía y llovía, la faena fue ambiciosa, larga, variada, de dos manos, pero con todo y su prolijidad el toro pareció ganar el protagonismo. Advertido de la posibilidad de indulto el trasteo se alargó aun más y más, hasta que el santa bárbara se aburrió y amagó desistir. Conminada por la mayoría y Usía la estocada en alto mató con degüello, las dos orejas vinieron por añadidura y la ovación al arrastre que no la vuelta solicitada, por justicia popular.

El culmen estético de la corrida fue la faena de Garrido al tercero “Castellano”, número 949, cuatreño como todos, pequeño, casi al mínimo con sus escasos 440 kilitos, límite de legal inferior en Colombia. Mejor dicho, según la tablilla, en el margen de la ley (no al margen, por un gramo, o un estornudo). Discreto de cara, el único, justo de fuerza, se derrumbó en el primer tercio y blandeo luego a discreción, pero por encima de todo eso imbuido de una pastueña nobleza y de una obcecación repetidora, virtudes con las que José construyó su pequeña obra maestra. Iniciada por delantales, verónicas chicuelinas y medias entre saludo y quite a la caricia de Bulla con la puya. Qué regusto. Vengan trastos, brindis al público y en la boca de riego las dos rodillas en tierra. Galope desde las tablas y tres órbitas perfectas alrededor del postrado, que se incorpora le da uno de costado, un cambio de mano y uno de pecho. Qué cosa bonita. Luego en redondo, humillando, blandeando, siguiendo por los dos lados. Y la gente y los músicos enfiestados, y todo limpio, consonado, aceptado, incluso la estocada caída que no fue óbice para las dos orejas, ni las carencias de fuerza y trapío para la vuelta al ruedo dispensada de motu propio por Usía. Con el sexto que fue encastada aspereza el torero dueño ya de puerta grande tramitó el asunto y mató con una estocada de tremenda hemorragia bucal.

José Arcila, cobijado por el paisanaje no pudo obtener más que par silencios. El primero quizá el de menos transmisión del encierro no fue material propicio para que las solemnes maneras del manizaleño y su ineficaz y avisada espada encendieran el fogón regionalista. El cuarto, de corto recorrido, atendía los toques, iba y volvía, pero no pasaba del cuerpo del torero y se revolvía, problema que resulto insoluble y terminó en un pinchazo que fue completado por la puntilla.

Buena, variada y bonita corrida, de Santa Bárbara”, que tuvo en su disparidad la peca. El turbíon de agua que sin deserciones aguantamos todos no logró enfriar su fogosidad. Los toreros pecharon con el clima y el piso que con mucho menos en otros ruedos y ocasiones hubiese justificado la suspensión de la corrida. ¡Chapeau!

Ficha del Festejo

Manizales, 5 de enero 2022. Plaza Monumental. 3ª de Feria. Más de tres cuartos de aforo. Lluvia fuerte. Seis toros de Santa Bárbara, encastados, con lámina, dispares de romana y presencia. José Arcila, silencio tras aviso y silencio. Román, silencio y dos orejas. José Garrido, dos orejas y silencio. Incidencias: Saludaron Héctor Fabio Giraldo y Andrés Herrera tras parear al 4° y Emerson Pineda al 6°. José Garrido y Román salieron a hombros.

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