El toreo de Sergio Serrano se encumbra con Victorinos en una tarde para el recuerdo

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El diestro de Albacete, que cortó tres orejas, cuajó una extraordinaria tarde y salió en hombros junto a Pinar con una gran corrida de Victorino Martín

Fue una tarde para el recuerdo. Un festejo en el que Sergio Serrano, Rubén Pinar y Victorino Martín pusieron la emoción. ¿Quién decía que Albacete había perdido la seriedad? Sergio Serrano se encumbró en su trayectoria como torero con Victorinos en Albacete. Aquella plaza para la que siempre Sergio Serrano se preparaba en silencio. 365 días para una tarde. Año tras año. La esperanza de cambiar toda una vida durante varios años. Por casos así, uno cree que la vida es justa. Y si el toreo también lo fuera, el teléfono para Sergio Serrano debería sonar desde esta misma noche y su nombre estar en todas las ferias. Porque hoy no ha sido más que la cumbre de dos años de triunfos y de varios más de persistencia, creencia, esfuerzo y sinsabores. Rubén Pinar tampoco se quedó atrás y con un lote que no dio nada, no se quedó atrás, con una épica y un sobresfuerzo para conseguir la novena Puerta Grande consecutiva. Comenzó la tarde con una ovación para los dos toreros y terminó con un abrazo entre dos hombres y dos toreros que junto a los toros de Victorino cuajaron una tarde para el recuerdo.

Sergio Serrano se fue también a recibir a su oponente a la puerta de chiqueros por donde salió un toro de muy bien presentado, de buenas hechuras, que fue recibido con una ovación del público. Lanceó a la verónica el albaceteño, para después gallear por chicuelinas y quitar por el mismo palo, con gran ajuste todas ellas. Ya en la muleta, el astado tuvo nobleza, profundidad y clase, gateando en su embestida. Tanta categoría solo pudo merecerse el toreo de Sergio Serrano: de templada largura, de ceñimiento máximo. El albaceteño estuvo toda la lidia en torero, llenando los tiempos muertos. Si buenos fueron los derechazos, los naturales terminó de elevar la caldera. La emoción a raudales por el toreo de Sergio Serrano. La plaza en pie al final de las series. La estocada puso el doble trofeo en manos de Serrano, mientras el toro de Victorino fue arrastrado entre una gran ovación.

Sergio Serrano volvió a recibir a portagayola al cuarto, un toro de imponente lámina, muy serio, enseñando las palas y con agresividad en su mirada, que levantó la ovación del público. Esa impresionante lámina se tradujo en un comportamiento encastado, nada fácil, al que había que tragar en cada muletazo. Volvió a estar Serrano fue centrado y metido en faena todo momento con el, dejando siempre un tiempo entre muletazo y muletazo, para luego romper la embestida por abajo. Los naturales y derechazos fueron de mucha entrega y muy de verdad. Tras otra estocada, paseó una oreja.

El sexto, otro toro de buena presencia, resultó menos agracedido y descastado que el resto, pues no terminó de entregarse, sino que se vino abajo. Sergio Serrano volvió a cuajar una faena muy seria, siempre cruzado, poniéndose en el sitio y queriendo enganchar las embestidas por abajo. Dejó una estocada entera y saludó una ovación.

Rubén Pinar se fue a recibir a portagayola al primero, un astado serio, de expresión agresiva, que no regaló nada. No terminó nunca de entregarse, siempre apoyado sobre las manos, aunque eso llenó de emoción todo lo que ocurrió en el ruedo. Rubén Pinar dio la cara con templanza, esperando siempre con la muleta retrasada en el momento del embroque para alargar más el corto viaje. Cuando toreaba sobre la izquierda, recibió una brutal voltereta, saliendo con el chaleco roto. Tras el percance, volvió a la cara del toro para dejar dos meritorias series sobre la derecha que llegaron mucho al público. Entró con tal rectitud en la suerte suprema, que salió con la banda de la taleguilla rota y un vaterazo en el muslo derecho. Paseó una oreja de mucho mérito.

Con un pantalón vaquero salió Ruben Pinar a torear al tercero, otro toro bien presentado, que tuvo una embestida pastueña aunque con menos emoción provocada por su justeza de humillación y de casta. Por eso, Rubén Pinar tuvo que volver a poner todo en la arena, ganando un paso entre muletazo y muletazo para provocar las embestidas, a las que toreó con templanza y gusto. Remató la actuación con un auténtico arrimón, dejándose llevar la pala del pitón en la taleguilla. Tras una estocada, paseó una oreja.

El quinto fue otro toro de imponente presencia, que recibió una atronadora ovación nada más salir al ruedo. Derribó en el capote y pronto marcó su condición, quedándose sobre las manos, quedándose por debajo, sobre las manos, aparentando… Y a pesar de eso, Rubén Pinar no se amilanó. Lo intentó por ambos pitones con gran esfuerzo, antes de machetearlo entre la ovación del público que a lo largo de la faena se había encogido varias veces por los continuos sustos. Dejó media en buen sitio y saludó una sincera ovación.

Ficha del Festejo:

Hierro de Victorino Martín - España

Plaza de toros de La Chata, en Albacete. Última corrida de la Feria de la Virgen de los Llanos. Tres cuartos de entrada, de acuerdo con las limitaciones de aforo. Toros de Victorino Martín, muy bien presentados, serios, con cuajo, muy en el tipo de la cosa. Corrida interesante por encastada, aunque nada fácil. Destacó, por encima de todos, el excelente segundo, con profundidad, clase, transmisión. Exigente y encastado el cuarto. Venido a menos el sexto. Complicados primero y tercero. El quinto, una auténtica alimaña.

• RUBÉN PINAR, oreja, oreja y ovación.

• SERGIO SERRANO, dos orejas tras aviso, oreja y ovación.

Incidencias: Al finalizar el paseíllo, sonaron los acordes del Himno Nacional de España. Tras el paseíllo ambos diestros fueron obligados a saludar la ovación de la afición albaceteña. En el segundo, destacó la lidia de Javier Perea que fue obligado a saludar. Antes de salir en hombros los dos toreros recibieron otra ovación del público por la tarde.

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