Aguado decepciona, Ponce se excusa y puertita en hombros para Adame

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Redacción: marca.com

Lucia ayer La México una entrada de expectación, ilusión que se mantuvo cuando tras casi cuatro horas de festejo y con el bolsillo lleno de triunfito por las tres orejas – protestadas- de Adame, ahí seguía la gente esperando el último toro, el octavo de la tarde, para pablo Aguado. Más de 30 mil personas se juntaron ayer para ver una corrida. Unos por Ponce, otros por Adame y muchísimos para comprobar cuánto de verdad hay en la muñeca de Aguado y su etiqueta de futuro de la tauromaquia. Casi nada en los tiempos de ‘cuenta atrás’ que corren. Pues ayer, esa mano que debía realizar prodigios, no hizo nada de nada. La oportunidad la tuvo Pablo Aguado con el primero de la tarde. De Reyes Huerta, un toro entero que aguantó bien una vara contundente para lo que gastan por aquí, que se mantenía fijo en la lidia, y que con el capote mostró un codicioso pitón izquierdo que de igual manera enseñó en banderillas y apretando al caballo.

Más encastado que ‘enclasado’, justito de presentación, como todo lo que salió de corrales ayer, pero con indudable genio. Pues bien, el confirmante ayer, tomó la muleta se puso al ladito del animal, y con mucho porte y nada de mando citó para poner patas arriba a la plaza con pases de cartel, que sin duda ye le habían dicho es cómo se gana puertas grandes en La México. Pero no era toro para eso, así que salía el toro a media altura, sin dar facilidades y aguado insistía en ponerse a su ladito con la muleta desmayada. ¿Y el mencionado pitón izquierdo? Se preguntarán ustedes, para cuando por fin se decidió Aguado lo hizo tan tarde que el cornudo ya estaba asilvestrado y el matador abigarrado. Tampoco al natural aguado se puso donde hay que ponerse, siguió con su plan de muletita atrasada y nada salió de ahí. Acabó en su primer toro en La México, entre pitos, avisos y descabellos tras ensartar al toro como si fuese una brocheta. Aun así la gente esperó al que cerró plaza con el que no pudo el sevillano hacer nada.

El de Jaral de Peñas fue el peor de la tarde. Lo cierto es que ayer el ganado estuvo por encima de los de luces. Un Ponce muy inseguro fue incapaz de torear al encastado primero que le fue comiendo terrenos, las galaxias que había entre los pitones del de Reyes Huerta y el cuerpo del español. Significativo fue un momento en el que Ponce agarró la muleta con la mano izquierda, se dispuso a por fin intentar torear por ese pitón, se lo pensó dos veces, y sin disimulo alguno se pasó el engaño a la derecha de nuevo. Si hace eso en otras plazas, la que le cae encima. Al manso que le tocó en segundo lugar Ponce no quiso ni verlo. Ayer el arsenal de gestos y caritas del torero valenciano se dispararon para expresar su sufrimiento ante el mal ganado y justificar su incapacidad. No coló y los pitos fueron muchos. El mexicano Fabián Barba quedó en evidencia con sus dos serios rivales. . Muy por debajo de sus rivales estuvo el triunfador, Joselito Adame. Tuvo dos toros magníficos.

Canónico se llamaba el primero, de Jaral de Peñas. Al ver el nombre el personal esperaba un derroche de trapío saliendo por las sombras de chiqueros. Salió en cambio un toro ‘alagartijado’ y se montó una gran bronca, qué cosa los bautizos en el campo, qué rosario de nombres pretenciosos. Pero las malas hechuras del animal escondían al toro más bravo de la que va de Temporada Grande. Horrible faena de Adame, sin mando alguno, crudo se fue el toro, y unos pasecitos ligados en tres series, tres por cada tanda, atropellados, en los que no logró ni una sola vez vencer la furia del animal, fueron suficientes para su primera oreja. Antes tuvo que descabellar pues la estocada recibiendo no fue suficiente. Muchos, muchos, pitos recibió la decisión del juez. El toro se fue en un justo arrastre lento. El séptimo de la tarde, que correspondió a Adame, era de Reyes Huerta. De nuevo la fortuna sonrió al mexicano. Este era menos bravo, más dócil, pero con mucho recorrido y alegría tomando la tela. Faena muy atropellada, nerviosa, con emoción por la falta de quietud de Adame, y por el repertorio demagógico que realizó. Ilusionó al principio de la faena de muleta tomándola con la mano izquierda, muy tieso. A pesar de algún natural muy bueno, de nuevo fue incapaz dar estructura y ligazón a su labor. Pronto optó por su habitual toreo en a cara del animal, quieto, en paralelo, dando trapazos al toro que iba y venía debido a su desaprovechada casta. Tras los exitosos y odiosos circulares, el dominio de los aceros que tiene Adame, facilitó el delirio colectivo de los villa melones. Estocada y descabello de nuevo. Dos orejas. Muchos pitos de protesta. Esta vez el juez no fue ese tío firme de la semana pasada, sino un colaborador del aniquilamiento de la tauromaquia en México.

Quinta corrida de la Temporada Grande.

Más de tres cuartos de plaza.

Dos toros de Jaral de Peñas ,cuarto y sexto, y seis de Reyes Huerta. Justos de presentación pero con casta salvo quinto y octavo.

Destacaron el 4º ‘Canónico’ y 7º «Arrebato» premiados con el ‘arrastre lento’.

Más de tres cuartos de plaza.

Enrique Ponce, silencio y silencio.

Fabián Barba, Silencio y silencio tras aviso.

Joselito Adame, Oreja y dos orejas.

Pablo Aguado, pitos tras aviso y silencio.

Cuadrillas: Saludaron en banderillas Fernando García, Víctor Mora y Gustavo Campos.

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