La Santamaría se rinde a la clase y la torería de un Ponce pletórico

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Corte Constitucional vuelve a discutir demanda sobre corridas de toros

El valenciano cortó tres orejas en la goyesca y salió a hombros, acompañado por Ramsés, que paseó un trofeo de cada toro

Redacción: Paulo Andrés Sánchez Gil Fotos: Rodrigo Urrego – aplausos.es

Inició el festejo con el baritono Valeriano Lanchas y el guitarrista Carlos Guzmán interpretando Granada.

Comenzó fuerte la tarde. Enrique Ponce inició su labor con suaves lances doblándose con el toro del tercio a los medios. La muleta dibujó cada trazo como toreando de salón, apenas dando espacio al toro que tuvo poca transmisión pero algo de clase en la embestida. La justa medida en cada serie, obligando más por el pitón izquierdo. Los cambios de mano marcaron el tono de la faena. El final con la poncina fue clamoroso, y el asomo de los pañuelos pidiendo el indulto, un exceso de aquellos que no vieron que la virtud de Ponce fue tapar los defectos del toro al que le sobró nobleza. Mató de estocada caída y tendida luego de un pinchazo. Incuestionables las dos orejas, sí la vuelta al ruedo concedida al toro.

El cuarto tuvo poco de todo, el de menos trapío, menos fuerza y menos clase. Sin embargo Ponce, con el sitio que tiene y sin obligarlo lo hizo valer. Olvidamos la aparente invalidez, los parones a mitad del viaje y la falta de claridad para pasar a reconocer la entrega del valenciano y su torería con la que terminó toreando a placer y para el público que le reconoció el gesto y le pidió la oreja a pesar del pinchazo que antecedió la estocada baja. Continuó el idilio de esta afición con un torero sin caducidad. Pitos en el arrastre.

Sebastián Castella salió a jugársela en el segundo desde el quite, cuidando al toro en varas. En la muleta el toro mostró ser menos dócil que el primero, pero Castella aplicó lección de tiempo y distancia para poderle con mucha suficiencia. Sin excederse en nada, y cambiando ligazón por temple y mando. Al natural propuso lo mejor de lo toreado hasta ese momento. El final, menos claro por la condición del toro que tendió a rajarse, no restó mérito a la faena. Estocada trasera y caída. Tardó el presidente en conceder el premio. Una oreja conseguida con verdad. División de opiniones en el arrastre para el toro.

Importante el quite por chicuelinas de Castella cambiándo de terrenos al quinto. La faena contrastó el escaso fondo del toro con la paciencia del torero que se fue a las tablas a conseguir la puerta grande. Esfuerzo grande que tuvo mejores pasajes en las series con la mano derecha. El más manso del encierro no dio opciones a Castella que, sin prisa, prolongó la brega. La estocada nuevamente cayó un poco baja y la labor del torero fue silenciada. Pitos en el arrastre.

Ramsés brindó su faena al tercero a un ganadero que lo acogió desde sus inicios, Rafael Moscoso. El comienzo de faena tuvo emoción y consistencia, además del acompañamiento del público que quería ver triunfar a su paisano. El toro fue encastado y embistió con ritmo y fijeza. El compás lo puso Barrilero aunque los kilates al final con las manoletinas los puso Ramsés. Estocada en buen sitio que puso la oreja en las manos del torero. Se pidió la segunda oreja a lo que el palco hizo caso omiso, pues no era preciso en el marco de esta fiesta excederse en localismos. Palmas en el arrastre al toro.

Frente al que cerró plaza, Ramsés se mostró muy seguro en el tercio de capa, con el que consiguió emocionar por el temple a la verónica. Le costó acoplarse con el toro que de salida pareció el de más codicia de la corrida. Mejor toreando al natural por donde tuvo más reposo. Se apagó muy pronto el toro y el final de faena pasó por el tedio de ver que no empujaron ni toro ni torero. Estocada tendida, y una oreja protestada que le aseguró la puerta grande con más consentimiento del palco que de la afición. Palmas en el arrastre.

Bogotá (Colomnbia). Domingo, 24 de febrero. Corrida goyesca. Toros de Ernesto Gutiérrez, el 1º, Fosforero Nº 100, de 500 kg. de peso, premiado con la vuelta al ruedo; bien presentados, nobles y de juego dispar. Enrique Ponce, dos orejas y oreja; Sebastián Castella, oreja y silencio; y Ramsés, oreja en ambos. Entrada: Un poco más de 3/4 de aforo en los tendidos. Tarde fría y encapotada. La lluvia precedió el inicio del festejo. Saludó Ricardo Santana en el 1º; Emerson Pineda y Hernando Franco en el 3º. Marcos Prieto y Hernando Franco en el 6º.RamsésSebastian CastellaEnrique PonceErnesto Gutiérrez

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