Astauros Honra la Liturgia de la Fiesta

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En una ceremonia cargada de simbolismo taurino, Astauros presentó su revista anual y distinguió a figuras y entidades cuya entrega, constancia y defensa del rito mantienen viva la Fiesta en Cali y en Colombia.

Redacción: Héctor Esnéver Garzón Mora – www.enelcallejon.co/ – Web Aliada

Arbeláez – Colombia. En el salón Tory Castro de la plaza de toros de Cali, recinto que guarda en sus muros la memoria del toreo grande y el pulso cultural de la ciudad, Astauros celebró este jueves 18 de diciembre un acto que trascendió la formalidad protocolaria para convertirse en una afirmación pública de identidad, tradición y futuro. Fue una ceremonia de torería cabal, donde la palabra tuvo temple, los reconocimientos verdad y la emoción se midió en silencios respetuosos, como en los grandes momentos del ruedo.

La entrega de la revista correspondiente a este año marcó el eje editorial del encuentro: una publicación de fondo, con artículos de honda reflexión y análisis técnico, que aborda la Fiesta desde la ética del oficio, la estética del rito y el compromiso cultural que la sostiene. No se trató de una simple memoria anual, sino de un manifiesto argumentado que reivindica la tauromaquia como patrimonio vivo, con rigor histórico y mirada contemporánea. Cada texto, como una faena bien armada, tuvo planteamiento, desarrollo y remate.

Pero si la letra escrita fue sustento, los premios fueron emoción. El galardón “Toda una vida” recayó en Ricardo Santana, hombre de plata de los que honran el escalafón desde la discreción y la entrega. El banderillero herido en Manizales, que hoy sigue en pie gracias a la ciencia y a la pericia médica, recibió un reconocimiento que va más allá del infortunio: se premió una trayectoria de más de dos décadas de profesionalismo, solvencia técnica con los palos, sentido del sitio y una caballerosidad que ennoblece el callejón y el ruedo. Santana representa al subalterno que entiende el toreo como servicio, que suma en la lidia y engrandece el ceremonial con su conducta.

El Taurino del Año fue para Toro Vive, la empresa organizadora de la feria taurina de Cali. El reconocimiento subraya una gestión sostenida, de criterio y responsabilidad, que ha sabido conjugar la exigencia artística con la viabilidad empresarial, apostando por carteles con argumento, respeto por la integridad del toro y una visión moderna de la plaza como espacio cultural. En tiempos de debate y presión, la distinción a Toro Vive es también un espaldarazo a la defensa inteligente y dialogante de la Fiesta.

Hubo, además, un capítulo de memoria y gratitud con los reconocimientos in memoriam a Ernesto González Caicedo, Eduardo Manrique, gran aficionado taurino, y Juan de Dios Hincapié. Nombres que, desde distintos frentes, aportaron pasión, trabajo y lealtad a la tauromaquia. Recordarlos fue un acto de justicia taurina: la Fiesta se sostiene tanto por quienes pisan el albero como por quienes la piensan, la difunden y la viven con fidelidad.

La presencia de la prensa local dio testimonio del interés y la relevancia del evento, mientras que miembros de la empresa Toro Vive, como Alejandro Valencia, y la asistencia del Maestro Luis Bolívar, aportaron peso específico a una noche donde el toreo se expresó en todas sus dimensiones. Bolívar, referente del valor sereno y la técnica depurada, simbolizó la continuidad entre generaciones: la transmisión del oficio, la ética del esfuerzo y la búsqueda permanente de la verdad ante el toro.

Astauros, con este acto, volvió a situarse en el centro del debate taurino con argumentos, no con consignas. Reafirmó que la Fiesta se defiende con cultura, con pedagogía, con rigor y con actos que dignifican a sus protagonistas. En el Tory Castro no hubo estridencias; hubo temple. Y cuando la tauromaquia se explica y se honra así, la plaza, como el tendido en tarde grande, responde con respeto, emoción y esperanza.

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