Fernando Adrián con las orejas del quinto y Fortes con una y una, salen a hombros. Gines recibe solo una por las faenas más coherentes. Encierro dispar, blando y defensivo…
Redacción: Jorge Arturo Díaz Reyes – https://todotoroblog.blogspot.com/ – Web Aliada
Cali – Colombia. El joven señor presidente, don Aitor Silgado Goicoechea se convirtió en el protagonista de la tarde, poniendo su alta potestad a discreción del público y repartiendo a sus órdenes cinco excesivas orejas.
Cierto, las características del juanpedereño encierro de La Palmosilla, poco picado, con ansias de ir, pero que con las fuerzas justas se defendía en los embroques, elevaron la dificultad de las lidias. Y el no haber logrado ellas (salvo Ginés en sus dos) el cometido esencial de templarlas, y someterlas en velocidad, recorrido y ligazón las deslustraba. Por otro lado, la actitud ambiciosa de la terna, que no desperdició efectismos, calaba en los tendidos ablandándolos y predisponiéndolos a la petición de trofeos. Eso allí vale, siempre ha valido.
Fortes, llegó cabalgando sobre el recuerdo de aquella inolvidable tarde de Madrid. Exquisita. Mas, consciente de su ubicación, abrió la corrida a portagayola con un luminoso farol de rodillas rimado con seis lentas y planchadas verónica, una chicuelina y una maja media. Llovía. Y la brega se hizo laboriosa, pero salpicada de imágenes bonitas. Tres manoletinas amacizadas, un natural y una estocada fulminante cortaron a ley la primera peluda. Ya con el cuarto, la cosa se puso aún más espasmódica y desatendida (la gente toda merendaba), pero él no cejaba, saco una silla, se sentó en ella, dio dos por alto, nadie le paró bolas, entonces fue tras el blandengue. La banda lo secundó, y pasó y pasó, y pasó, de cal y arena, hasta la estocada mortal en el “rincón de Ordóñez”, durante cuya ejecución el pitón derecho del palmosillo le marcó la carótida izquierda. Ahí está el video. Quizá fue eso (¡eso!) lo que le abrió la Puerta grande.
Fernando Adrián, se pasó de populismo, a derecha e izquierda, como sucede hoy en el mundo entero. Sí, Pamplona compra el alarde, le llega, es su idiosincrasia. Pero cuando este se convierte ya no en lo principal, sino en lo único, choca. “Se podrá torear mejor o peor en la medida que el toro lo permita, pero lo que siempre hay que poner es ganas”, explicó tras las dos orejas del inestable “Mirloblanco”, el quinto. Ganadas con una faena rauda, inquieta, de mucho patín, rodillazo, espaldazo, barrigazo y desplante. Marcada por el deseo de llegar a las masas.
Y llegó, tanto, qué tras un arrimón y tremenda voltereta, y una estocada desprendida, recibió en loor de multitudes (que ya habían dejado de comer) las dos orejas, que la premiaban como la mejor de la feria hasta ahora ¡La mejor! Hágame el favor. Con el segundo había estado por lo mismo, pero más desmandado, y finalizando con un desastre de suerte suprema. Un aviso, dos pinchazos, un desarme, ocho descabellos y sin haber estoqueado, en medio de sonora bronca.
Ginés Marín, fue quien toreó, sometiendo sus toros a su mando. El noble tercero al cual veroniqueó preciosamente, y muleteó con aseo y eficacia, hasta que se le rajó. Al son del aviso pinchó y estoqueó, siendo ignorado. Con el sexto de 595 kilos, enterado ya de que su dos alternantes irían en triunfo, porfió contra la mucha codicia y el hilo de las acometidas, logrando lo que no habían logrado los otros, no ponerse a la velocidad del toro sino poner el toro a su temple lo cual logró promediando la faena. Cuatro derechas, un cambio de mano y uno de pecho lo certificaron, y lo refrendaron seis naturales y un forzado, la mejor tanda del día, lejos. Le avisaron sin igualar, pinchó arriba y ofició la estocada de la tarde, para irse a pie con la oreja. El populismo mueve hoy al mundo.
Ficha del Festejo
Domingo 13 de julio 2024. 9ª de San Fermín. Sol. Lleno total. Seis toros de La Palmosilla; encastados, blandos y defensivos. Fortes, oreja y oreja. Fernando Adrián, silencio y dos orejas tras aviso. Ginés Marín, silencio tras aviso y oreja. Incidencias: Terminado el festejo. Fortes y Fernando Adrián salieron hombros.























