Al Fin Ganas

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MADRID / 25ª SAN ISIDRO

Redacción: Jorge Arturo Díaz Reyes

El confirmante Ismael Martín, y Samuel Navalón saludan por partida doble. Serio pero desfondado encierro… 

Los juanpedros del Conde de Mayalde, se desfondaron todos. Incluso el sobrero, que corrido turno, salió quinto por el devuelto primero que se murió parado antes de la igualada. No había necesidad de apuntillarle. Estiró la pata cuando intentaban levantarlo. Habría que ver la autopsia, antes que especular en materia tan delicada. Por lo demás, castaños requemados todos, ofensivos, astifinos, de amplias cunas, en 561 kilos promedio, tres cinqueños; primero, cuarto y sexto. Salieron codiciosos, fueron a los petos sin reticencia, se dejaron pegar y se acabaron, sumidos en una nobleza estuporosa.

Contra ese muro se estrelló algo que contrastó con la mayoría de los festejos de la feria. El hambre, la decisión, las ganas y la actitud, a veces ansiosa, de los dos jóvenes que alternaban con el veterano Fandi, quien anda celebrando apenas su cuarto de siglo como matador de toros. Nada, comparado con otros mitrados del escalafón. Con decir que hubo tres portagayolas.

Pues sí, el suizo Ismael Martín, confirmante, con menos de un año, y el valenciano Samuel Navalón, con apenas nueve meses. Y no fue que el maestro granadino hubiese venido a pasar el rato y hacerse la primadonna remilgada. No, lo que pasa es qué, por un lado, haga lo que haga, es de mal gusto aplaudirle en Las Ventas, y por otro, ya no sorprende a nadie. Sus inveteradas medianías con la capa, sus bullidores y eficaces banderillas, hoy miti y miti, su oficio artesanal con la muleta, y por fortuna, su acierto estoqueador. El pone de sí con ese repertorio, pero aquí ya no cuaja.

Sol duro, 30° centígrados, más de tres cuartos de plaza, y desde que el pequeño de Zurich, pisó el ruedo mostró que venir a Madrid era mucho para él. Pero el toro blandeo, blandeo, todos lo hicieron, y corrieron el turno. A galope, dos largas cambiadas de rodillas, cosidas a cinco verónicas y una revolera enjundiosas, y la gente se alzó, como diciendo, esto qué es ¿ganas? Increíble. Tanto que omitieron que “Descreído” se cayó. Cogió los palos y puso sus tres pares, todo corazón. La gente a juro con él. Ceremonia y tal. Entre blandeos, aguante, temple y porfía. ¡Vamos! Pero ya, tras el farol, los cinco naturales y forzado, el animal se negó y se negó. La estocada, crucial. Se mató muy bien hoy. El saludo fue unánime. Igual que tras la muerte repentina sin estoque del quinto. Muestra de su pagado predicamento con la clientela. Nadie los protestó. Los saludos, digo.

Navalón, encima, o debajo, de su actitud puso su planta torera y su vocación estética. Bien parado, aguantador y valeroso hasta lo tremendo. Así lidió las dificultades de su lote, blando y desfondado, acabando la corrida con un encunamiento que aquí generalmente ofende, pero de tal sinceridad, largura y exposición que los censores callaron frente al reconocimiento mayoritario. Se jugó largamente la cogida de verdad-verdad ante la cornamenta filosa del parado sexto. Había saludado en el tercero y en este quizá iba por pelo. Parecía seguro, Pues los anteriores (excepto el muertoparado), murieron de a una cada uno. Entonces pinchó, luego puso la espada pasada y tuvo que descabellar. Ahí se le fueron los titulares de triunfador por los que había arriesgado tanto. Montera en mano en el tercio recibió el reconocimiento. Los tres, que estuvieron por encima del encierro, al que los altisonantes le dedicaron el corito de ¡Puuum petardo! Salieron aplaudidos por los contribuyentes. Eso dice todo.

FICHA DEL FESTEJO

Viernes 6 de junio 2025. Madrid, Plaza de Las Ventas. Más de tres cuartos de aforo. Seis toros de Conde de Mayalde, bien presentados, pero sin fondo.
El Fandi, silencio y silencio
Ismael Martín, confirmación, saludo y saludo.
Samuel Navalón, saludo y saludo.

 

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