El Día Colombiano

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Redacción: Jorge Arturo Díaz Reyes, 27 V 2025


MADRID / 16ª SAN ISIDRO – Juan de Castilla da una vuelta al ruedo tras una faena de altísimo contenido. Un veraz Damián Castaño ovacionado. Fernando Robleño ausente y pitado. Encierro dispar, manso y con genio de Dolores Aguirre… 

Así, en surco de dolores, como dice la tercera línea del himno nacional colombiano, pusieron los toros andaluces la espectacular tarde preveraniega. Y es que el día 16 de la feria parecía de Colombia. Antes de la corrida se había presentado, en la Sala Antonio Bienvenida de Las Ventas, el libro “Setenta ferias de Manizales”, de Víctor Diusabá y colaboradores, con asistencia nutrida de paisanos, y a media corrida la banda del maestro Rafael Zahonero, entonó el pasodoble del mismo nombre en honor a Juan de Castilla quien se jugó la vida con el manso avisado tercero, al que mató con igual riesgo y entrega que durante toda la faena. Con una estocada en lo alto, pero sin la eficacia que la ejecución y la colocación prometían. Tanto que la plaza toda, incluido el siete, la ovacionó de pie tres veces.

Las mismas que “Caracorta”, se echó y se levantó sin intervención humana, hasta que a la última cayó sin puntilla. La ruidosa más que pañuelosa petición de oreja no fue considerada por don José María Fernández Egea, cuestionado en ocasiones anteriores por su largura con las figuras. Quizá considerando que para él la vida no vale nada. Pues eso fue lo que se jugó literalmente Juan con un marrajo que después de los primeros cuatro doblones de castigo, al citar de largo, se le vino directo al cuerpo para una cogida tremenda, con puntazo en la región escrotal y una ráfaga de puñaladas a la caída y ya en la arena, por fortuna todas sin llegar a herir.

La talegilla rasgada en la entrepierna dejaba, como decían los genios del Siglo de oro español, las vergüenzas a la vista. Cubriéndose con una mano llegó al burladero donde le pusieron una pudorosa pantaloneta encima del estropicio. Bueno, hubiese sido perdonado coger por la tangente, abreviar y salir del paso con unos muletazos de aliño y un espadazo donde cayera. Pero no, el hombre apostó lo que le quedaba, buscó y buscó la cara, cruzándose, poniéndose y arrancando suertes y hasta series de un valor y un significado, que pusieron la gente al filo de la grada. Una y otra vez. Tragando inciertos viajes, la mayoría de los cuales paraban bajo el brazo angustiosamente. Una de tres derechas y pecho, pareció imposible. Pero sí. Lo demás fue sufrimiento. Hasta el gran volapié. Cómo puso la plaza. La vuelta fue unánime.

Con el zambombo sexto, 669 kilos el de más romana en lo que va de feria, se puso a portagayola. Por si quedaban dudas. El mansote, salió dudando, lo miró, se arrancó y la larga cambiada tuvo más peso que él.  De allí en adelante, se rajó y fue un viacrucis perseguirlo y encararlo. Tras un segundo pinchazo hondo se tiró al suelo y lo descabellaron sin gloria. De todas maneras, el día fue colombiano, el honor nacional quedó a salvo, pero trabajado en surco de dolores, como vive la fiesta en ese país del Sagrado Corazón y como reza el nombre de la ganadería que hoy no mostró sus blasones.

Damián Castaño, Valentísimo y honesto con un lote igual, fue ovacionado. Y el veterano Fernando Robleño, que saludó una ovación antes de la corrida, luego fue pitado y hasta abroncado por los mismos que le aplaudieron al llegar, quizá considerando que sus muchas precauciones no eran propias de la plaza que lo ha elevado. Pero vamos.

FICHA DEL FESTEJO

Martes 27 de mayo 2025. Madrid, Plaza de toros de Las Ventas. Sol. Más de tres cuartos de entrada. Seis toros de Dolores Aguirre, dispares, mansos con genio.
Fernando Robleño, silencio y pitos.
Damián Castaño, silencio y saludo.
Juan de Castilla , vuelta y palmas de despedida.

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