Los subalternos fueron protagonistas en una tarde de retos en la plaza. Con faenas exigentes en varas y banderillas, enfrentaron dificultades notables en cada tercio, demostrando su valentía y profesionalismo. Brian Valencia destacó con su ejecución impecable en banderillas, logrando saludos montera en mano. La jornada fue un reflejo de la importancia y sacrificio de estos hombres fundamentales en la tauromaquia.
Redacción: Juan Pablo Garzón Vásquez- www.enelcallejon.co/ – Web Aliada
Lenguazaque – Colombia. El ruedo es un escenario de arte, bravura y gloria, pero también de sacrificio, lucha y entrega absoluta. Entre los protagonistas de la tauromaquia, los subalternos desempeñan una labor titánica, a menudo en la sombra, con una entrega inquebrantable y un valor que en muchas ocasiones pasa desapercibido. La tarde en la plaza nos dejó un claro testimonio de las dificultades y riesgos que afrontan estos hombres, pilares fundamentales en la lidia de cada toro.
El primero de la tarde fue un astado exigente. El Mayoral de la ganadería Santa Bárbara dejó una vara muy en corto y algo caída, lo que condicionó el resto de la faena. En banderillas, Andrés Herrera y Brian Valencia expusieron al máximo, logrando colocar buenos pares que despertaron el reconocimiento del público.
El segundo toro trajo consigo un infortunio para el varilarguero Reinario Bulla, quien en el primer encuentro partió la madera de la puya, obligándolo a rectificar. En banderillas, Iván Darío Giraldo y Brian Valencia se vieron comprometidos, pasaron fatigas y no lograron lucimiento ante la aspereza del burel, que no permitió una colocación limpia.
El tercero de la tarde fue aún más complicado en el tercio de varas. Edgar Arandia no pudo fijar bien al toro, que se fue al relance, haciendo imposible una correcta ejecución de la suerte. Sin embargo, en banderillas la faena tomó otro rumbo: Jhon Jairo Suaza y Brian Valencia brillaron con enormes pares, obligando a saludar montera en mano ante la ovación del respetable.
El cuarto trajo consigo una vara poco ortodoxa, pero válida, nuevamente por parte del Mayoral de Santa Bárbara. En este caso, el propio Matador Cristóbal Pardo asumió el tercio de banderillas, demostrando su oficio y temple, logrando una ejecución meritoria ante un toro que no cedió fácilmente.
Para el quinto, Edgar Arandia se encontró nuevamente con dificultades en la vara. El burel, con sentido y recelo, no lo dejó llegar a la contraquerencia, forzándolo a ejecutar la suerte al relance con apuros. En banderillas, la historia no fue diferente: Arley Gutiérrez y Brian Valencia batallaron con las dificultades del astado, sufriendo en la colocación.
Cerrando la tarde, el sexto toro permitió ver una gran vara de Reinario Bulla, aunque debió rectificar debido a la brusca pelea del burel en el peto. En banderillas, José Calvo cumplió con oficio, aunque un palo no quedó. Pero el protagonismo fue para Brian Valencia, quien colocó un gran par y fue recompensado con una cerrada ovación, saludando montera en mano.
La jornada dejó claro que los subalternos enfrentan una labor llena de sacrificios, donde cada movimiento conlleva riesgos y donde el éxito muchas veces no es reconocido con la justicia que merece. Son el andamiaje silencioso de la tauromaquia, aquellos que con su entrega, compromiso y profesionalismo hacen posible la grandeza de la fiesta brava.