A HOMBROS CON FERRERA: Luis Bolívar indulta y conmociona Manizales

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El torero colombiano pasea los trofeos simbólicos de Legionario, de Juan Bernardo Caicedo, y triunfa junto al extremeño, que desoreja a su primero, en una tarde de auténtico delirio.

Redacción: Paulo A. Sánchez
La tarde de Luis Bolívar fue cumbre. Al quinto le hizo todo bien, lo mejor de la tarde con el capote, lanceando a la verónica con encaje y cargando la suerte; poniendo orden en el ruedo para que en varas y en banderillas todo fuera armonioso, cuidando el momento, celebrando el rito que esta tarde vio la dimensión del Bolívar más intimista que se haya visto. Cuando el bochorno pedía fiesta, Luis prodigó torería y verdad. El toro fue bravo y acudía con buen ritmo, a pesar de haberse lesionado la mano izquierda después del primer derechazo al que lo citó en largo el torero; pero todo fue tan reunido que aquello no fue tan evidente para el público, porque el toro se metía con celo por abajo una y otra vez, por el derecho y por el izquierdo, dejando a Luis bordar el faenón sin agobiarlo, pero con la intensidad que exigía la entrega de los aficionados que fueron de a poco al delirio que llegó con el pasodoble Feria de Manizales, que en esta plaza suena para las faenas excepcionales; la de Luis lo fue, por él, porque toreó con tal verdad que hasta hizo creer que el toro era de indulto sin serlo, y lo consiguió sin proponérselo; no cabe duda que lo que se propuso era torear para que fuera su tarde en Manizales, una de las pocas plazas que sabe lo que significa este momento de madurez de Luis Bolívar. ¿Las demás? Allá ellas, es a sus aficiones a las que privan de ver a este torero, al que quizá ni le importa quienes apuestan por su tauromaquia, porque ahora como nunca disfruta cada minuto en el albero, y así como esta tarde vuelve a dejarle claro a quien venga a verlo por qué es la máxima figura de Colombia y por qué debería estar en todas las ferias importantes y al lado de las otras figuras, porque su afición no tiene techo.No olvidé reseñar la faena al segundo, pero comentar lo escrito arriba como nota al margen no era justo. Y digo que a ese toro lo recibió como se recibe lo que se presagia triunfal, dos largas cambiadas en tablas impecables y el resto fue solo virtud de Bolívar de principio a fin. La importancia de lo hecho radicó en conseguir convencer al manso que embistiera y se dejara, sujetarlo es lo de menos si se tienen en cuenta los recursos invertidos en ello, que en este caso fueron poder, técnica y la elección de los terrenos. En lugar de perseguir al toro hasta las tablas, a donde quizo huir desde el comienzo, lo esperó en los medios y le aplicó la justa medida a la movilidad de un manso al que también le tapó los problemas, estaba Bolívar para que fuera su tarde, no la del toro y su condición. La estocada delantera y contraria le impidió un triunfo mayor, le pidieron la segunda pero no hubo unanimidad.El otro gran triunfador de la tarde fue el torero español Antonio Ferrera que cortó las orejas al que abrió plaza luego de una faena larga, de mano baja y trazo largo por ambos pitones; dueño de todos los terrenos se impuso a la falta de clase del toro, sin apurar las series, pero desgajando gusto y variedad a placer. El público estaba encantado de verle oficiar con tal firmeza y desparpajo, lo toreó tan bien que acertar con la espada, como lo hizo, parecía una obligación porque la plaza tenía la emoción a flor de piel, y en estos tiempos aciagos no resulta sensato contenerla. Las dos orejas cayeron justas y la tarde despegaba en triunfo.Al cuarto no lo pudo fulminar como al primero y supo a poco el saludo clamoroso con el que todos debieron conformarse, y es que la faena fue otro verdadero lío armado para que fuera histórico su paso por Manizales, la muleta tendida en cada pase, y desde la primera serie de naturales bajándole mucho la mano exigiendo al toro que fue el otro bueno del desigual y discreto encierro de Juan Bernardo Caicedo. Largos los muletazos con el toro siguiendo los vuelos hasta el final del viaje. El epílogo de la faena, con el toro venido a menos, no perdió interés gracias a la variedad de lo instrumentado con cambios de mano en el tercio incluidos y trincheras para afirmar que había un torero impuesto y una faena hecha bajo su ley. El metisaca luego de andarle en la larga distancia enfrió la cosa, y la colocación de la espada en el segundo intento, no fueron la rúbrica esperada para tan buena obra. A pesar de ello un sector del público pidió la oreja, como perdonándole el fallo a espadas, y como queriendo quedarse con lo bueno nada más, que no fue poco.José Arcila sigue abonando torería, temple y capacidad a su permanente transformación. Consolidado está hace rato, pero encuentra cada temporada una mejor versión de si mismo, y esta tarde cortó una oreja a base de temple y paciencia, hilvanando la faena en series de toreo lento, especialmente con la mano derecha, y no era fácil conseguirlo porque el toro era distraído y rajado, a lo que Arcila contestó con mucha inteligencia, sin perder el libreto que había elegido y que encontró en la estética y el tiempo los recursos con los que dijo presente en la tarde en la que para ese momento ya habían hecho su saludo triunfal sus alternantes. Le pidieron la segunda oreja, pero no fue unánime y paseó una en medio de la aprobación total de la plaza que esperaba verlo redondear el triunfo en el sexto, pero no tuvo suerte y le correspondió el más manso para intentar igualar la salida a hombros, lo que fue imposible con tan poco oponente por delante. Lo que hizo fue lo único que había por hacer, y era contener el barullo en que se había tornado todo en los primeros tercios, y eso ya fue muy meritorio, porque con el toro huyendo a tablas y sin un solo pase, arrancarle algunos con mucho oficio resultó bastante decoroso.Marco Pérez de nuevo fue víctima de los subterfugios del prohibicionismo en ciernes y no pudo debutar de luces esta tarde como estaba previsto, y una tutela fallada en su contra fue una nueva afrenta que no ha tenido solución, y con la misma fórmula que aplicaron en Cali, y el mismo mecanismo, que tiene más grises que blancos, impidieron su actuación, no obstante, la afición que casi llenó la plaza lo sacó a saludar una ovación puesta en pie, antes de que rompiera el paseíllo, y se llevó el homenaje categórico de dos brindis, nada menos que el del toro al que Ferrera cortó las dos orejas, y el del toro al que indultó Luis Bolívar.Manizales (Colombia), miércoles 4 de enero de 2023. Toros de Juan Bernardo Caicedo, desiguales de presentación y comportamiento, nobles pero mansos primero, segundo, tercero y sexto. Bravo el quinto, de nombre Legionario, número 179, de 488 kilos, indultado. Antonio Ferrera, dos orejas y ovación con saludos tras petición y aviso; Luis Bolívar, oreja con petición de la segunda y dos orejas simbólicas; José Arcila, oreja y silencio. Entrada: Casi lleno. Saludaron Jaime Devia en el primero, Joao Ferreira en el cuarto, y Carlos Rodríguez y Emerson Pineda, en el quinto.

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