Festival Para el Recuerdo, Marco Pérez a hombros de Rincón

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Con tendidos a reventar se cumplió el tradicional festival de la Feria de Manizales. Se lidiaron astados de Ernesto Gutiérrez. Actuaron El Juli, Emilio de Justo, José Arcila, Juan Ortega, David Martínez, Andrés Roca Rey y Marco Pérez.

Redacción: Javier Baquero – JABA

Manizales – Colombia. Con tendidos a reventar se cumplió el tradicional festival de la Feria de Manizales. Se lidiaron astados de Ernesto Gutiérrez. Actuaron El Juli, Emilio de Justo, José Arcila, Juan Ortega, David Martínez, Andrés Roca Rey y Marco Pérez.

Julián López “El Juli”

El Juli fue el cabeza de cartel y abrió con Centellita. El de Velilla de San Antonio lanceó con manos bajas de los tableros al centro del ruedo. Pausa y tiempos de oro. El novillo buscaba mirar las tablas y El Julio lo sostuvo en el engaño. Julián brindó al público y comenzó por bajo a encelar al ejemplar. Todo lento y en tono de estudio. Cuando el de Gutiérrez iba lo hacía de buena manera, pero no sé repetía. Porfió hasta donde se pudo y en tres visitas culminó la espada. Pitos al novillo y silencio para El Juli.

Emilio de Justo

Emilio de Justo salió en segundo lugar para vérselas con Molino de Viento, otro negro novillo de Gutiérrez, al que saludó rápidamente con la capa muy firme. El novillo no galopó y dificultó el lucimiento inicial. Tres chicuelinas y media, lo más destacado luego de la vara. Con la muleta el panorama cambió y el novillo se destapó. El de Gutiérrez empezó a embestir sin parar. El extremeño aprovecho las condiciones del ejemplar y condujo por más manos las embestidas del buen novillo. Mató recibiendo y cortó la primera oreja de la noche.

José Arcila

El manizalita José Arcila salió en tercer lugar para lidiar a Califa, un ejemplar que embebido en la capa no daba respiro. Verónicas de manos bajas bien formuladas. Con la muleta y luego de brindar al respetable a larga distancia aprovecho las embestidas de un buen ejemplar. Pausas, parsimonia y aseo en las ejecutorias. El empaque fue de lujo y el contenido de filigranas. La espada no cayó bien, se apresuró quizás. Hubo petición y todo quedó en una vuelta.

Juan Ortega

Juan Ortega, debutante en Colombia, lidió a Pierrés, un astado que de salida humillaba, pero se quedaba pegado a los engaños. Con muleta en mano brindó al público que colmo los tendidos. Pegado a tablas armó la muleta para torear muy a favor del toro. A media altura, con suavidad y parsimonia, Ortega trató de sacar partido a uno que no pasaba. La espada no fue mejor. Dos avisos y pitos al toro.

David Martínez

El quinto correspondió a David Martínez, Reyecito. Los lances llevaron prendidas las embestidas de uno que perseguía. Se gustó con la capa y el público lo asimiló. Martínez colocó banderillas con mucha solvencia. Tres pares aplaudidos. Brindis al público y a su padre. En el centro del ruedo templó la muleta para llevar prendidas las embestidas de un novillo que iba por los dos pitones con suavidad y raza. La mano izquierda también cumplió con suavidad. Faltó sumar más en línea, la espada fugas sin éxito. Un aviso.

Andrés Roca Rey

Andrés Roca Rey debutante en festival salió a lidiar a Cuentero, sexto de la noche. Seis verónicas y un remate a una mano fue el saludo del peruano. Luego de la vara, Andrés y su humanidad fueron cuatro cambiados por la espalda, con un valor impresionante. La técnica de Roca llevó clara la faena, las distancias y la pérdida justa de pasos. Fue una faena maciza la faena, pasodoble Feria de Manizales como primer premio y todo a sus pies. La a faena fue muy importante y de premios. Los pañuelos llamaron un indulto concedió por el público.

Marco Pérez

Marco Pérez cerró el festejo, con un añojo con motor, al que lanceó muy bien. Perdió los pasos cuando fue necesario y firmeza en los lances. La faena de este niño fenómeno derritió la sensibilidad de los asistentes, la seguridad, claridad y el sitio del niño frente a la cara del novillo enamoró a propios y foráneos. La muleta trazó el camino de un bravo ejemplar de Gutiérrez, aunque es un niño, tiene la madurez de todo un espero en tauromaquia, como si los años que le faltan por vivir Dios se los puso previamente en la cabeza para consolidar un portento de torero. El futuro es promisorio y Manizales ya probó las mieles de lo que será el futuro.

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