Ventura descerraja la tercera puerta grande en Arlés

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Salida a hombros de Ventura en la penúltima de la Feria de Pascua ISABEL DUPHIN

El rejoneador de La Puebla desorejaba al 5º de Los Espartales tras una gran faena; Rui Fernandes y Lea Vicens salieron a oreja por coleta

Redacción: elmundo.es

En la mañana del lunes, Arlés daba paso al toreo a caballo en la 4ª de abono. Un sensacional Diego Ventura descerrajaba la tercera puerta grande del anfiteatro en esta Feria de Pascua 2019, tras cortarle las dos orejas al 5º toro de Los Espartales.

Faena pulcra y variada de Ventura a un toro noble que resultó ser el que mejor juego ofreció, dentro del enfatizado descaste y la poca movilidad que profesaron los astados murubeños. Los momentos más álgidos llegaron a lomos de caballos como BronceDólar o Gitano, con los que Diego ofreció un elenco de suertes que llegaron a los tendidos; desde el toreo a dos pistas cosiendo al toro a la silla, como los quiebros y los pares a dos manos sin cabezada. Mató de rejón certero de efecto inmediato. Pinchó al noblote segundo que apenas le ofreció un atisbo de aliento fresco. Todo lo tuvo que poner el caballero cigarrero que acabó saludando una ovación.

Por su parte, tanto Rui Fernandes como Lea Vicens salieron de Arlés con una oreja cada uno. El portugués bien se podía haber ido a hombros de no errar con los aceros en el toro que abrió la tarde. Abanto de salida y con mucha transmisión en banderillas, ya que decidió dejarle un solo rejón de castigo. Muy clásico el luso que acabaría saludando una ovación. La oreja le llegó del 4º, con el que Fernandes se supo gustar y logró encauzarlo a una correcta lidia. En el caso de Lea Vicens, su momento llegó frente al 3º a lomos de Bético y Bazuka, con los que toreó de manera afable destacando en los pares al quiebro y el toreo a dos pistas.

La corrida vespertina que cerraba la feria, dejaba un reparto de trofeos entre los protagonistas del mano a mano. Thomas Joubert y Andy Younes cortaban una oreja a un toro de Pedraza de Yeltes y a uno de El Tajo, respectivamente. De nuevo, la espada les dejaba la tarde en el limbo, pudiendo haber aumentado su esportón de manera considerable, tras dejar sensaciones de buen toreo.

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