Ortega saca billete para el bombo

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Cortó una oreja a su toreo personal en el segundo dentro de una corrida de Valdefresno variada en la que destacó ese ejemplar; Espada perdió premio por el acero y Moral no tuvo opciones.

MARCO A. HIERRO / FOTOS: LUIS SÁNCHEZ-OLMEDO

Pepe Moral, Juan Ortega y Francisco José Espada eran los toreros encargados de hacer el paseíllo este Día de la Paloma en la plaza de toros de Las Ventas madrileña. Se lidiaban toros de Valdefresno y Hnos. Fraile Mazas para la ocasión.

Abrió la tarde un toro alto y cuajado que humilló mucho y bien en las verónicas templadas del saludo de Pepe Moral, que despertó pronto al tendido. Igual que el quite de Juan Ortega, que despertó los olés con dos verónicas y media de cadencia y gusto. La pena fue la falta de raza del animal, que tuvo calidad para repetir un un inicio esperanzador pero se fue viniendo abajo antes de la cuenta, obligando a Pepe a dejar los muletazos de uno en uno. Y eso no terminó de llegar porque, a pesar de tener buen trazo y gusto templado, faltó la emoción que no puso el de Valdefresno. Defectuosa cayó la espada y entre palmas se fue el sevillano.

Al segundo también lo protestó el tendido, a pesar de su cuajo y su hechura, muy en el tipo de la casa. Pero lo peor fue que no tuvo empuje ni raza ya desde el saludo inconcluso de Juan Ortega, que se quedó sin poder manejar el capote con su habitual gusto. Pero pudo sacarlo con la muleta en un inicio genuflexo, obligado y armónico que llegó mucho pero también quebrantó la justa condición del animal, con clase, pero con la duración justa. Aún así, tuvo la faena momentos de gusto y de templada entrega que dejaron poso con la diestra, al igual que los doblones del epílogo, que le pusieron una oreja en la mano tras la efectiva estocada.

El tercero salió con las hechuras del Valdefresno embestidor; larga caja, amplio pecho, curva cuerna y expresión de basteza para humillar luego con largura y entrega. Y así lo hizo en el saludo a la verónica de Espada, y en el quite de gusto de Moral por el mismo palo. Pero fue con la muleta como sacó Francisco su fondo. Por abajo y hundido, sacando siempre el palillo por debajo de la pala y no moviendo un alamar a como diera lugar. Porque trazó templado a las embestidas de calidad del buen Valdefresno, buscó sorprender por la espalada en ocasiones y procuró  dirigirse con profundidad para llegar al aficionado en una gran actuación coronada con una estocada contraria que le valió una ovación.

Serio y bien hecho salió el cuarto, con expresión de noble y con obediencia y fondo para ahormarse en el capote de brega de un inmenso José Chacón. A los medios se fue Pepe Moral con la muleta, a esperar por la espalda un viaje que se fue quedando sin inercia antes de terminar el inicio y tuvo que buscarla el sevillano después. Pero no le llevó la porfía al puerto del triunfo porque no se fue para adelante el animal, desrazado y sin fondo, que hasta se le echó en medio del corajudo y vehemente trasteo. Allí hubo de ser apuntillado, dejando sin opciones a Moral.

El cabezón quinto, paletón y basto, pero en hechuras de la casa, se entregó a las veronicas de trazo lento del saludo de Juan Ortega, que hasta se durmió en el dibujo, dejando que le arrancase el trapo de pura entrega al lance. Derribó con poder el toro en el caballo, donde estuvo más rato de la cuenta. Por eso sacrificó el inicio pinturero en favor de la brega, y dedicó la prinera parte del trasteo a acoplarse al pulso y la distancia del animal,noble,pero nada fácil de cuajar por su gazapeo constante y su impresión de sosería. La falta de conexión lo obligó a irse a por el estoque, pero con él en la mano aún dejó una serie de trincheras y pintureos para congraciarse con el tendido. Mal con la espada, escuchó ovación con dos avisos.

El cierraplaza, otro mozo, empujó con mas poder que otra virtud en el caballo del Legionario, justo antes de humillar mucho y desde lejos en las verónicas apretadas del quute de Pepe Moral. Y tuvo emoción el animal en el inicio hundido y templado de un Espada en tarde de apuesta. Se la echó con fe, le buscó la inercia y terminó dominando una rmbestida que siempre fue franca, pero acusó la entrega de los primeros compases y obligó a Francisco a mrtdrse entre pitones con seguridad. Pero no fue rapiso el efecto de la estocada, sonó un aviso y todo quedó en ovación.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Las Ventas. Corrida del Día de la Paloma. Un cuarto de entrada.

Toros de Valdefresno y Hnos. Fraile Mazas, de templada calidad sin raza ni duración el primero, de calidad y templada humillación sin duración el buen segundo, de calidad y repetición el humillado y buen tercero, sin raza ni fondo el deslucido cuarto, soso y gazapón el espeso quinto, emotivo y humillado pero a menos el buen sexto. 

Pepe Moral, palmas y silencio. 

Juan Ortega, oreja y ovación tras dos avisos. 

Francisco José Espada, ovación y ovación. 

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