De Manuel a hombros

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El novillero madrileño de ancestro venezolano, ha desorejado el sexto y salido en triunfo de la primera del San Fermín 2018. Toñete y Cadaval cortaron oreja. Ligera y noble la de Baigorri.  

Los tresañeros domecq-navarros de Pincha de Lodosa, cinco negros y un colorado, hicieron debutar su divisa en Pamplona, con aprobación popular. Aunque livianitos para la “Feria del toro”, 421 kilos promedio, de muy amigables caras excepto el ofensivo sexto, bajos de raza y picados con mimo, fueron aplaudidos por su nobleza cuatro en el arrastre, siendo pitado el manso tercero y silenciado el parado sexto.

Sí señor, los dos que correspondieron a Francisco de Manuel fueron los más complejos y difíciles. Eso avaló su triunfo. La serenidad, comprensión y totalidad fueron sus bazas en las dos faenas.  A fondo en los tres tercios de cada una de ellas. Contrastó su capote al saludar, al llevar y al quitar. Las banderillas, de corte sobrio, adolecieron de la excesiva participación de su peón, pero ya en la ejecución y la colocación anduvo cierto. Sesgos, cuarteos y quiebros. Pero sobre todo en los tres pares al sexto que lo esperó inmóvil. Se arrojó sobre el morrillo ignorando las púas y clavó en una brega tensa y ovacionada.

Con la muleta logró ponerse por encima de la mansedumbre y aportar la emoción que sus animales no traían. Lo logró, por las dos manos. Con tenacidad y paciencia, con valor y quietud. Tampoco se ahorró en el arrimón cuando lo necesitó. De no haber pinchado al tercero quizás el premio habría sido mayor, porque la petición fue dura. El espadazo contrario al atrincherado último fulminó y en el día de su cumpleaños se dio a sí mismo un regalo principesco; la puerta grande de Pamplona en la inauguración del San Fermín 2018. Para qué más.

El sevillano Alfonso Cadaval, se apresta para su grado. Seguro y maduro se mostró sobreponiéndose a la falta de fiereza, digámoslo mejor, a la sosería de su lote. La docilidad tontarrona del primero impidió que la cadencia y aseo de sus tandas tocaran el corazón del pueblo. Además, el acero entró trasero y tendido. Con el capote pasó inédito. El cuarto sustentó su hermandad con similares virtudes y defectos. Tampoco transmitía, tampoco le lució de capote, tampoco enervaba. Con la pañosa se le puso de rodillas en los medios le aguantó el galope, la colada y cuatro en redondo. Eso sirvió. Luego, lo mismo, pero algunas sevillanías cotizaron el conjunto. La estocada igual a la anterior y la oreja, por comparación con la que se acaba de concederse, obligatoria.

Toñete, viene muy arropado, eso es imposible de disimular. Tiene carisma, afición, ganas; está bien, pero hoy anduvo destemplado y sin mando a largos trechos de la tarde, tanto con el percal como con el paño. Dos faenas en las que los momentos de lentitud y cadencia, que los hubo, no hicieron olvidar los zorrazos, enganchones y banderazos. Excepto a su Señoría quien tras un pinchazo soltando, accedió a la petición del público que lo considera local. Al quinto, cuando ya le proclamaban la puerta grande, le asestó cinco golpes de cruceta, tras una estocada inocua y un aviso.

 

El ambiente de la plaza hoy fue concesivo en todo. La música tocó incongruente con lo que pasaba en el ruedo, el público abogó de oficio por las orejas, el tiro se demoró y el palco no se contuvo. ¿Es el preámbulo de qué?

FICHA DE LA CORRIDA

Pamplona. Jueves 5 de julio 2018. Sol, nubes y viento. 1ª de San Fermín. Novillada. Tres cuartos de aforo. Seis utreros de Pincha de Lodosa, 421 kilos promedio, cómodos, nobles y bajos de raza.

Alfonso Cadaval, vuelta y oreja.

Toñete, oreja y silencio tras aviso.

Francisco de Manuel, saludo y dos orejas.

Incidencias: Al finalizar el festejo salió a hombros Francisco de Manuel

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