Redacción: Aura Lucía Mera
Amo la tauromaquia desde que tuve uso de razón. Amo al toro de lidia, ese animal hermoso, impredecible, majestuoso. Respeto y admiro los toreros, banderilleros, picadores que saben, que exponen sus vidas por pasión al arte milenario.
Este 26 de diciembre, a las cuatro en punto de la tarde, la Plaza de Toros de Cañaveralejo volverá a abrir sus puertas y escuchar los clarines y timbales. Cañaveralejo fue, es y será siempre una plaza de toros, una de las más bellas del mundo por su estructura de copa aérea que desafía la gravedad, así como los lidiadores desafían sus toros en el ruedo.
Antitaurinos y mañosos fariseos le cambiaron el nombre, cobardes y complacientes ante presiones políticas. No sé quiénes fueron, pero sí me parece arbitrario su proceder.
Pareciera pecado mortal hablar de Toros, así, con mayúsculas. Ser aficionado es estar condenado a la agresividad y los insultos, ser torero recibe calificaciones como asesinos; desadaptados e ignorantes de este ritual sagrado y antiguo salen a la calle ‘manchados de sangre’, portando carteles violentos.
Amo la tauromaquia desde que tuve uso de razón. Amo al toro de lidia, ese animal hermoso, impredecible, majestuoso. Respeto y admiro los toreros, banderilleros, picadores que saben que exponen sus vidas por pasión al arte milenario.
Es el único ritual en el mundo en el que no existe el libreto, ni el ensayo previo. Cada corrida es única, irrepetible. Cada toro es único e irrepetible. Cada faena es única e irrepetible. Cada instante también. Una Verónica, un Natural pueden quedarse en la retina toda una vida, instantes, solo instantes.
La empresa Toro Vive, de mexicanos y colombianos, se viene con toda; unos carteles de lujo desde el 26 al 30.
Sebastián Castella, Marco Pérez (el joven prodigio), Luis David Adame, Juan de Castilla, Joaquín Galdós, Javier Zuleta (sevillano, quien acaba de tomar la alternativa con Morante y Roca Rey de padrinos y en una tarde memorable de ovaciones y aplausos), la joven novillera Olga Casado (la vi en Latacunga, Ecuador), impecable y valiente; Talavante, Román, Colombo y, el maestro de maestros, Cesar Rincón.
El que quiera más que le piquen caña. Me cuentan que va muy bien la venta de abonos; no es de extrañar. Unos carteles de primera, como sus ganaderías. Salento, Juan Bernardo Caicedo, Ernesto Gutiérrez y Campo Real.
He cruzado el Atlántico varias veces para ver corridas, aplaudir ese genio de Morante de la Puebla, perder la respiración con José Tomás, deleitarme con la pureza de Roca Rey, emocionarme con la maestría de Castella, el temple de Talavante, salir con la garganta seca de gritar Olees y las manos rojas de aplaudir.
¡Soy taurina hasta que me muera y espero en la otra dimensión poder aplaudir a Manolete, Sánchez Mejías, Belmonte, Gallito y tantos otros genios de este arte que estremece el corazón!























