Santander: El Cid ha Vuelto

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El Cid se cierra la puerta con la espada y a Roca Rey se la birla el presidente. Ortega abroncado. Desigual encierro de Hernández…

Redacción: Jorge Arturo Díaz Reyes – todotoroblog.blogspot.com – Web Aliada

Cali – Colombia. La ley es para todos o no es la ley. Su señoría, don Jesús Javier Plaza ha incurrido en eso, esta tarde última de feria. Negando una oreja de clamorosa petición al peruano en el tercero y otra vez negando la segunda del sexto, tras una expuesta lidia por encima de las calidades del toro y la estocada de la feria. Cuando ya había concedido una del primero ante una gran faena de El Cid, pero con una estocada imperfecta. Hasta con el despectivo rictus con que se opuso a la voluntad popular en las dos ocasiones hacía pensar que la cosa no era impersonal.

Pero jurisprudencias aparte, la tarde brilló, además del solazo, en cuatro faenas. La pura y clásica de El Cid al pastueño de apertura “Tamizado”, cuatreño, como todos, de 515 kilos. Evocando sus mejores tiempos el salterino templó su capote, de saludo y de quite a la verónica. Luego se explayó desde el distante cite para siete derechas redondas, el de costado, el cambio y el de pecho. Cinco tandas más, inmaculadas, de ritmo y quirúrgica dosificación, entre las cuales la de seis naturales, farol y pecho fue cumbre de la corrida. El volapié fue honesto, pero la espada ineficaz cayó contraria, trasera tendida y baja, obligando descabello. Con el cuarto de peor estilo, volvió a lucir, más por la izquierda, aunque los tres en hueso y otra vez la espada por allá, le quitaron la llave de la Puerta grande. El Cid está vigente y Santander lo celebró.

Roca Rey volvió a ser el de siempre, el que ha sido desde novillero y ha escalado el mando del toreo. Exposición máxima, entrega total, con todo toro, con el bueno, con el malo, y con el más malo. Sereno, como los malevos de Borges, capaz de no alzar la voz y de jugarse la vida. El miedo es la base de la estética torera. Si no se permanece en jurisdicción de cacho, lo demás es coreografía. Su quite al tercero, puro México. Tres saltilleras, quietas, amacizadas, ligadas con una fregolina, una brionesa, una larga por la espalda. Por la espalda sí, a ver quién se atreve, y una honda media de cierre mecieron la plaza. Tres series encajadas por la derecha con sus broches, antes de su argumento fundamental: trinchera, media docena de naturales cargados y el forzado semicircular. Luego el toro a menos y él entre los pitones mandando p´allá y p´acá, largamente hasta la estocada descentrada, el descabello exacto y la petición ignorada.

Con el de cierre, el más imponente “Prosisto”, cuya vara fue ovacionada, pero que en el quite se dio una vuelta canela y gran costalada que pareció acusar defendiéndose y yendo a menos, el limeño se fue a más. Acertado en la lidia inicial y lucido en las tandas finales fruto de las primeras, a diestra y siniestra con la verdad por delante y su cuerpo como señuelo. Estaba en esas, cuando Don Javier le avisó. Entonces se tiró al reverendo volapié y dejó hasta los gavilanes una estocada fulminante, la de la feria, dijeron. La petición de las dos orejas fue tempestuosa pero ya contamos cómo estaba la cosa por allá arriba. Nada. “Parece que uno se acostumbra a estas cosas”, dijo Andrés de salida.

Juan Ortega no solo tuvo mala suerte con el sorteo sino con el estoque. Tres pinchazos y tras dos avisos un bajonazo aleve. Pedido a voces desde su micrófono por don Domingo delgado de la Cámara: “Un bajonazo, un bajonazo, aquí vale todo, con tal de salir impune de los tres avisos”. Qué cátedra. Lástima tan buen timbre de voz y tan anecdótica erudición. Con el quinto, siete pinchazos y también dos angustiosos avisos. Bronca, por supuesto. Así acabó la feria.

Ficha del Festejo

Santander 26 de julio 2025. 7ª de Santiago. Plaza de Cuatro Caminos Sol. Lleno total. Seis toros, Domingo Hernández. Cuatreños 518 kilos promedio, desiguales de presencia y juego. Manuel Jesús «El Cid», oreja y saludo. Juan Ortega, pitos tras dos avisos y bronca tras dos avisos. Roca Rey, palmas tras petición y oreja con petición de otra tras aviso. Incidencias: Ovacionado el picador José Manuel Quinta en el 6º.

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