Redacción: Gerardo Márquez Mora
El próximo 15 de marzo, los toros volverán a Puentepiedra, en una cita que representa mucho más que una tarde de toros: es un acto de resistencia en defensa de una tradición que se niega a desaparecer. La tauromaquia en Colombia enfrenta tiempos difíciles. Con la prohibición de las corridas de toros programada para entrar en vigor en 2027, organizar un evento taurino se ha convertido en una tarea complicada. Sin embargo, empresarios jóvenes como Camilo Medina continúan luchando para mantener viva esta tradición cultural.
Medina cree que vale la pena. «Todo cobra sentido cuando la plaza está llena, cuando suena el pasodoble y cuando el público responde en los tendidos,» dice con emoción. «Es una batalla diaria, pero el día del festejo se siente que todo valió la pena.» Sin embargo, el futuro es incierto. «Cada año es más difícil, el desgaste es enorme y la presión crece,» reconoce Medina. «Solo el tiempo dirá si podremos seguir adelante.»
El compromiso de los toreros ha sido clave para seguir adelante. «Antonio Ferrera ha estado pendiente de cada detalle y siempre dispuesto a ayudar. Juan de Castilla lleva años apoyando la causa taurina en Colombia, y Felipe Miguel Negret es un novillero que apuesta por el futuro de la fiesta,» destaca Medina. «Sin el compromiso de ellos, que además entienden y se ajustan a la situación económica, sería aún más difícil mantener viva la tauromaquia en el país.»
El joven empresario admite las dificultades de organizar estos eventos. «No solo enfrentamos una alta carga impositiva, sino también constantes trabas administrativas,» explica. «Aunque la ley permite seguir celebrando festejos hasta 2027, muchas alcaldías utilizan la futura prohibición como excusa para intentar boicotear o impedir las corridas.»
Obtener los permisos necesarios es una pesadilla burocrática. «Más de 600 páginas de documentación, organizadas en aproximadamente 40 o 45 documentos diferentes,» detalla Medina. «Nos exigen trámites normales para estos eventos, como pólizas de responsabilidad civil, seguridad social, permisos de bomberos, defensa civil, policía, pago de derechos de autor por la música en vivo y un protocolo de emergencias y evacuación. A veces también intentan colar algún trámite que no corresponde.» Además, las alcaldías ponen constantes trabas. «Enviamos la documentación requerida y, días después, nos piden lo mismo otra vez, retrasando todo el proceso. Es un desgaste innecesario.»
Las alcaldías no facilitan el proceso. En muchos casos, simplemente se niegan a tramitar los permisos, obligando a los empresarios taurinos a recurrir a la vía judicial. «En Madrid (Cundinamarca), que es donde debemos tramitar los permisos de Puentepiedra, la alcaldía nos respondió con una carta negándonos la corrida basándose en la nueva ley que prohíbe los toros a partir de 2027,» relata Medina. «Como esa ley no aplica todavía, presentamos una acción de tutela y una denuncia ante la Procuraduría. Un juez falló a nuestro favor, obligando a la alcaldía a reconocer que la Ley 916 sigue vigente y que, mientras cumplamos con los requisitos, podemos dar el espectáculo, so pena de desacato.»
La carga impositiva tampoco ayuda. «Es otra de las formas en las que intentan hacer una ‘prohibición’ velada. Nos estrangulan económicamente a base de impuestos. Hay plazas en Colombia en las que más del 50% de los ingresos de taquilla van directamente a las arcas estatales, departamentales y municipales, porque aquí cobran todos. Es un peso enorme para un empresario, que lamentablemente se traslada también al aficionado y que hace cada vez más costoso ir a los toros. Más todavía cuando hay una inflación que cada año hace que los precios tengan que subir y que los toreros extranjeros cobran en dólares, un cambio que también es más alto año tras año.»
Este esfuerzo no cuenta con respaldo financiero externo. «No hay ningún fondo ni entidad que apoye económicamente este tipo de iniciativas, tampoco patrocinadores,» lamenta Medina. «Cada documento, cada abogado y cada permiso lo pagamos nosotros. Todo sale de nuestros bolsillos.»
«El sábado marcharemos desde Bogotá a Puentepiedra para defender nuestras libertades y la fiesta brava. No es cierto que los toros estén prohibidos en Colombia; existen demandas contra la ley, y aún quedan dos años de tiempo muerto para la realización de festejos.»