La tercera corrida de la feria de Cali comenzó con un ambiente prometedor buena entrada, sol y una atractiva fusión de arte y tauromaquia, pero terminó frustrada por la mansedumbre de los toros y los fallos con la espada. Luis Bolívar fue el más destacado por contenido y profundidad, aunque sin premio por la suerte suprema; Talavante apenas pudo lucirse ante un lote deslucido, y la novillera Olga Casado mostró voluntad, pero careció de oficio frente a novillos difíciles. Lo que parecía una tarde triunfal acabó dejando un sabor amargo.
Redacción: David Jaramillo – Cultoro.es – Web Aliada
Cali – Colombia. Parecía que otra feria comenzaba en Cali. El ambiente de la tercera corrida fue el mejor de lo que va del ciclo: sol radiante, más de media entrada en los tendidos, los tableros del ruedo y los vestidos de los toreros intervenidos por el artista Domingo Zapata, uniendo pintura y tauromaquia como lenguajes complementarios. El deseo de que por fin rompiera la feria era palpable, se notaba en el público, en el ánimo de los actuantes y en la digna presentación de los toros de Ernesto Gutiérrez. Pero todo se torció. La mansedumbre de los toros (y novillos), unida al mal uso de las espadas, frustró lo que parecía una tarde de triunfo.
Luis Bolívar, que abría cartel, saludó al primero con dos largas cambiadas de rodillas, varias verónicas templadas, chicuelinas vistosas y una media que levantó la primera ovación. En la muleta, quiso darle sitio, pero la falta de celo y fuerza del toro lo obligaron a cambiar el planteamiento: faena corta, de uno a uno, tapando y sobando al animal hasta construir una embestida más firme. Cuando la consiguió, afloraron muletazos de gran profundidad. El mal uso de la espada le impidió tocar pelo. En el cuarto, Bolívar volvió a mostrar su madurez, encelando al toro con temple, mimo y conocimiento. Construyó una faena a más, de mando y pureza, marcada por la lentitud y hondura de las embestidas que él mismo provocó. Pero la espada volvió a fallar. Fue la faena de más contenido de lo que va de feria, y quedó sin premio.
Alejandro Talavante, en cambio, apenas pudo dejar detalles ante dos toros sin raza ni celo. El segundo, soso y sin transmisión, no le permitió más que breves tanteos por ambos pitones antes de abreviar sin lucimiento. El quinto se refugió en tablas desde su salida. Talavante insistió, buscó, porfió… pero no hubo manera. También falló con la espada.
Olga Casado, la novillera que cerraba cartel, dejó voluntad y actitud, pero le faltó oficio ante un lote imposible. En el tercero, pudo lucirse en un quite por navarras, pero el novillo se rajó pronto tras un inicio de muleta prometedor. La novillera intentó todo, incluso buscarlo junto a la puerta de chiqueros, pero el animal no quiso más. En el sexto bis (el titular fue devuelto por cojo), se encontró con un novillo con un punto de exigencia, que embestía sin entrega y sin claridad. La faena nunca tomó forma. Faltó mando, y las dudas afloraron. La tarde, que había empezado luminosa, terminó con sabor amargo.
Ficha del Festejo
Domingo 28 de diciembre. Plaza de toros de Cañaveralejo, Cali (Colombia). Tercera de feria. Corrida Zapatista. Alrededor de media entrada en tarde soleada. Cuatro toros y un novillo (3º) de Ernesto Gutiérrez y un novillo (6º, bis) de Juan Bernardo Caicedo, de correcta presentación y escaso juego en términos generales. Luis Bolívar, de palo de rosa y oro, palmas y ovación tras aviso. Alejandro Talavante, de blanco y oro, silencio y silencio tras aviso. La novillera Olga Casado, de purísima y plata, ovación tras tres avisos y silencio.
























