Las imágenes de William Cortés convierten la segunda tarde de toros en Cali en un testimonio técnico y emotivo, resaltando el temple, la colocación y la verdad del toreo vivido en Cañaveralejo.
Redacción: William Cortés
Cali – Colombia. La segunda tarde de toros en Cali, este sábado 27 de diciembre, quedó fijada en la memoria gracias a la lente precisa de William Cortés, que supo leer los tiempos del ruedo y anticipar el cite justo. Sus fotografías recorren la liturgia completa: el embroque medido, la reunión franca, la muleta planchada y el trazo largo que remata detrás de la cadera. Cada imagen revela el pulso del festejo en Cañaveralejo, donde el toro se vino con transmisión y el torero respondió con colocación, temple y mando, dejando constancia de una faena construida desde la técnica y la verdad.
El relato visual de Cortés no se limita al gesto; captura la arquitectura del toreo. El quite oportuno, el cite en corto que manda en la embestida, la media verónica que acompasa la plaza y el muletazo que se alarga en profundidad. En su secuencia fotográfica se percibe la bravura dosificada, la lidia ordenada y el clímax de una tarde en la que el oficio pesó tanto como la inspiración. Cañaveralejo aparece, así como escenario de una tauromaquia seria, donde cada suerte tiene razón y cada pase, consecuencia.























