En el cuarto del festejo, otra faena con su sello. A los que vinieron a verle, Rincóngenuinamente devolvió el gesto con buen toreo, el del torero que no se ha ido y que apenas hizo una breve pausa de diecisiete años, y que en muy buena forma física y técnica aún tiene el control de su mayor virtud, el mando y el conocimiento pleno de cada encaste. Con esos argumentos le hizo un faenón a este novillo que hubieran valido las dos orejas pero la espada cayó contraria, y solo al cuarto golpe de descabello rodó el toro. Dos saludos desde el tercio y el clamor de ¡torero, torero! despidieron al maestro de su primera gesta del retorno en Cali.
Sebastián Castella desde su regreso es otro. La lidia al segundo fue una lección de dominio de los terrenos y al novillo que apuntaba con rajarse desde el inicio, lo puso a embestir en los medios. «Tómate tu tiempo», le dijo al banderillero Alex Benavidez, y así hizo que transcurriera la faena: dueño de los tiempos y las suertes. Por ambos pitones fue rotundo su toreo, impecable su técnica y categórica su entrega. El público ignoró la colocación de la espada, y cobró las dos orejas.
El quinto tuvo historia. El toro fue abanto en el primer tercio, nadie pudo sujetarlo, y dejó de nuevo en evidencia la falta de criterio del presidente, cambiando indebidamente el tercio. Pero no contaba el presidente con que el que mandaba era Castella. Con solvencia, pulso firme, paciencia e inteligencia, y a dos manos, especialmente con la derecha, se hizo dueño y señor de los tiempos. La faena se prolongó cuanto el torero quiso, hasta que sintió completa su obra, al fin y al cabo lo habían hecho esperar casi una hora en el patio de cuadrillas. Valió la pena la espera para la afición, probablemente para el torero no, porque la media espada quedó trasera y tendida, y el balance de su obra apenas reseña un saludo desde el tercio.
Marco Pérez llegó dispuesto a todo. La faena al tercero comenzó con la elección de los terrenos y allí Marco ganó la «pulseada», con el toro queriendo irse a la querencia y Marcomandándolo en la contraquerencia. Y allí, pase a pase, pero con ligazón, hilvanó su seria y lenta faena en la que metió a toro y público. Las series armoniosas, sintiendo cada pase. Los olé de Cali se escucharon largos en cada natural ayudado, tan largos como los dibujó Marco. No tan solvente estuvo con los aceros, perdiendo una oreja de dos seguras.
La que cerró plaza fue una faena fragmentada en tres partes. Un emotivo comienzo, una segunda parte sin libreto aparente y un cierre volviendo a poner un poco de orden porque la faena iba por el mismo camino de su comparecencia del viernes pasado cuando el apuro pasó factura. Aunque hoy la estocada tenía buen sitio, no tuvo el efecto esperado. Sonaron dos avisos, el público le pidió la oreja y el palco la otorgó. Marco Pérez encaró su compromiso con mayor responsabilidad y mejor desempeño, y la gente se quedó con esa actitud del joven torero.
Cali (Colombia), lunes 29 de diciembre de 2025. Festival. Novillos de Juan Bernardo Caicedo, de dispar juego. César Rincón, oreja y ovación con saludos tras dos avisos; Sebastián Castella, dos orejas y ovación con tras dos avisos; Marco Pérez, oreja y oreja tras dos avisos. Entrada: Más de media plaza.
























