El milagro de Lima con Roca Rey y Tito Fernández, el activista taurino que ha puesto Acho en el epicentro de un fin de semana histórico
Redacción: RUBEN DARIO VILLAFRAZ. @rubenvillafraz
Es un empresario apasionado que se define como activista taurino. Por la defensa de la libertad, por el derecho a elegir una afición frente a imposiciones, Tito Fernández lucha para que la Fiesta de los toros en Perú vuele alto. Y no solo en Lima, sino también en los pueblos donde se respira la pureza de la tauromaquia. Tanta es su devoción que en 2009 construyó la Esperanza, una coqueta plaza para que aquellos que abandonaron sus raíces rurales puedan celebrar sus fiestas en la capital.
Pero es Acho la joya del Perú, donde Tito Fernández y su equipo -con su socio José Ignacio pendiente también de cada detalle- han hecho esta temporada historia: cogieron el año pasado el coso con 3.100 abonados y la han puesto en 8.300. Y aún más: han creado un miniabono para este histórico fin de semana, donde se anuncia por primera vez Andrés Roca Rey con seis toros, y han sumado 10.100 abonos, además del ‘No hay billetes’ ya colgado. Dicen las gentes del Perú que si la plaza tuviese el doble de aforo también se hubiese abarrotado. «La figura de Roca Rey tiene mucho que ver en este apogeo, ha fortalecido el sentir taurino. Para nosotros no es solo la máxima figura mundial, sino también una persona especial a la que hemos visto crecer, una persona íntegra que representa mucho para nuestro país». Y la bandera de Perú ondea el Cóndor por todas las arenas a este y el otro lado del charco. En su tierra limeña, se ha colgado ya en las tiendas, en los puestos de las calles, en los restaurantes, una cartelera que reza así: «El 2 de noviembre no trabajamos porque vamos a ver a Roca Rey en Acho».
Abarrotado estará el más que bicentenario coso, un monumento artístico, una plaza que ha dejado de ser «la más cara del mundo». Este era uno de los objetivos de Fernández: «La hemos regulado y la hemos puesto en el contexto taurino, tratando de sincerar todos los costos, el piso de plaza, los honorarios a toreros, el precio del ganado…» Y el resultado es fascinante: la afición, volcada. «Mucho que ver tiene Roca Rey», recalca.
Respecto a los vientos políticos, dice que «la devoción por los toros va más allá de la política, es una cultura muy profunda y nuestra gran fortaleza sigue siendo el pueblo. En los pueblos del Perú no se concibe una fiesta patronal sin toros». El toro es un símbolo sagrado, un símbolo de prosperidad, y cuentan que, si no corren tiempos prósperos, se dona un toro.
Explica Tito Fernández que el mayor problema al que se enfrenta el Perú taurino no es al animalismo, sino a la falta de ganaderías bravas. Apenas media docena ‘oficial’ que obliga a traer los toros de España, como los de Núñez del Cuvillo o Domingo Hernández para este 2 de noviembre. Hay ganaderos emergentes que buscan hacerse un hueco, aunque ser criador de bravo es casi más difícil que llegar a presidente.
Hay otro ‘problema’, un «problema bonito». El aluvión de niños que acuden a las plazas en los pueblos, caso de Cutervo, donde «es una bendición ver a tantos chavales», aunque, claro, al negocio no le salgan las cuentas, pues los más pequeños van gratis. «Pero compensa ver tantos niños, el futuro», dice Tito Fernández, un empresario rebelde, un activista por la libertad. Y que cada uno decida luego si va o no va a los toros. El próximo domingo todos quieren ir… Torea el ídolo del Perú, torea la gran figura mundial.
























