Roca Contra Toro y Marea

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MADRID / 18ª SAN ISIDRO El palco desvaría. Le niega la Puerta Grande a Roca Rey tras dos auténticas lidias y dos grandes estocadas y da una oreja inexcusable al confirmante Serna. Urdiales ausente. Feble encierro de El Torero… 

Redacción: Jorge Arturo Díaz Reyes
En Madrid, en las Ventas y en pleno San Isidro el palco presidido por don José Luis González González y acuciado por el tendido siete, le niega la Puerta Grande a Roca Rey, con dos lidias a la medida de sus toros y dos grandes estocadas, y premia una faena deslavazada rematada con un bajonazo del confirmante Serna. Premio pedido con clamor pañuelo en alto por el inquisidor tendido. Increíble. Que diría El Ronquillo.

El asunto no era el toreo, el asunto era la insidia. Las caídas de los toros, cinqueños todos, los cites al hilo del pitón, la falta de quietud, panza y ligazón pasaban con un silencio cómplice del célebre tendido y aledaños, que tornaban indignación furibunda cuando se trataba de los toros del peruano, a quien se exigía el cruce permanente al pitón contrario en cada suerte.

Así, contra toro y marea, pero sereno y concentrado llevó su tarde. Al tercero, un soso blando, protestado, le aprovechó los primeros bríos para seis delantales planchados y una larga de ovación. Luego, con la franela, de largo se tiró de rodillas a medio viaje y empalmó tres por el pecho y dos por la espalda, ligados ya en pie con una derecha redonda y baja, un cambio de mano, un natural y una firma mirando al tendido. La faena cursó en medio de la hostilidad de la claque, y la inconstancia de “Delinciente”. Pero la dosificación eficaz dio al fin para una serie de cuatro naturales, farol y forzado tan empaquetados que fueron el ovacionado ápice de la brega. Iguala con trincheras y naturales para un volapié soberano con estocada total en la cruz, que tiró sin puntilla al mezquino. La petición mayoritaria fue ignorada y Andrés no quiso salir a saludar la ovación.

El quinto “Tomillo”, fue quizá el más encastado y el que fue a más del cuestionable encierro. Una faena de doma y autoridad que produjo en la segunda parte la sumisión del toro para tandas redondas y hasta circulares, muy por abajo y por una y otra mano. Era evidente que la cosecha fue producto de la lidia. El estocadón también sin puntilla firmó y la petición fue de tal volumen que ahogó el insidioso tatatá. Usía demoró el pañuelo hasta el enganche para no tener que atender la exigencia de la segunda oreja que de hecho se produjo, pero ya se llevaban al buen toro. Bien. Rigor, bien que pongan en valor la Puerta grande.

Pero el horror vino después cuando ya decíamos una no faena dañada con una espada mortal en los bajos, cubrió de pañuelos al siete, y desde allí a una gran parte de la plaza y el pañuelo cayó como una confesión de complicidad sin pudor. Y pensar que a las faenas de Fortes y ayer de Morante se les negaron las orejas por estocadas muchísimo menos vergonzosas. Esto qué es.  De Urdiales, ni hablar. Ignorado de pe a pá.

FICHA DEL FESTEJO

Jueves 29 de mayo 2025. Madrid, Plaza de toros de Las Ventas. Sol. Cartel de “No hay billetes”. Seis toros de El Torero, desforzados y descastados. Ovacinado el quinto
Diego Urdiales, silencio tras avisoy silencio.
Roca Rey, Ovación tras petición de oreja y oreja con petición de la segunda.
Rafa Serna, silencio y oreja.

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