El vacío de saberse lleno
Se aplaudió con fuerza al toro después del descalabro a espadas del torero, que dio una vuelta al ruedo con el reconocimiento a un tiempo de los de las copas y de los abstemios. Antes, apenas había podido mostrarse con su primero, un tren de El Puerto, con caja y cuerpo, que descolgó y acometió con ritmo de salida, pero abriéndose de más y apuntando el estrecho depósito de raza y fondo que exhibió después.
El concurso de Adrián y el toro de Victoriano fue casi lo único reseñable del espectáculo, pues Manzanares no terminó de meterse ni con el primero, toro grande y amplio de El Puerto, con cuello, acapachado, con volumen pero sin excesiva su alzada, que tuvo cierto son marcando querencia y al que pasó por ambos pitones sin excesiva convicción. Con el cuarto, de La Ventana, al que zurraron en varas y llegó muy mermado a la muleta, no llegó a ponerse. Eso sí, a ambos toros los despachó con las dos estocadas de la tarde.
Aguado por su parte sorteó por delante uno de Victoriano, tremendamente agresivo, pero de manos cortas, que se movió con temperamento y sin orden. Tampoco el sevillano encontró el modo de canalizar sus embestidas y fusionarse con su embestida. El colorado sexto de La Ventana no estuvo sobrado de fuerza ni de raza. Se puso Aguado por los dos pitones sin el quórum de un público que esperaba más de él. Yo también.
FICHA DEL FESTEJO
Viernes, 16 de mayo de 2025. Plaza de toros de Las Ventas, Madrid. Séptima de la Feria de San Isidro. Corrida de toros. No hay billetes.
Dos toros de El Puerto de San Lorenzo (primero y segundo), dos de La Ventana del Puerto (cuarto y sexto) y otros dos de Victoriano del Río (tercero y quinto). Todos con cuajo y caja, de amplia romana. Noblón sin fondo el primero; enclasado muy a menos el segundo; mortecino y sin vida el tercero; soso y vulgarón el corretón cuarto; humillador, enclasado y bravo el gran quinto, emotivísimo y ovacionado en el arrastre; andoino el sexto, pese a acometer con cierta intención.
José María Manzanares, de marino y oro: silencio y silencio.
Fernando Adrián, de mercurio y plata: silencio y vuelta al ruedo tras aviso.
Pablo Aguado, de negro y oro: silencio y silencio.