¡Hoy se ha marchado con gracia un gran Artista Verniz de Péra-Manca!

0
986

Redacción: Luis Guillermo Echeverri Vélez

Homenaje póstumo al recuerdo imborrable de un gran caballo de rejones: “Verniz de Pera- Manca”.

Con nuestro profundo sentimiento de pésame al Compañero en Armas Don Willy Rodríguez y a todos los que cuidaron la larga y prodiga vida artística de tan hermoso, expresivo e imponente Corcel.

¡Verniz del Hierro de Péra-Manca! Vivió y murió como mandan los verdaderos cánones del toreo: “Yendo al toro “de frente y adentro”.

Hoy en la placita de toros de Marruecos, en la localidad de Puente Piedra, Municipio de Madrid, Cundinamarca, murió en Colombia un caballo torero de los que no nacen todos los días.

Dejó el Arte del Rejoneo y los ruedos, como viven y mueren los valientes, como mueren los toreros buenos, en lo suyo y después de “dejarlo todo en el ruedo”, después de haberle cumplido dando una sinfonía de arte, y de que manera, al respetable allí presente.

Que Caballo torero bueno, fue el hermoso, imponente, expresivo y artista “Verniz” del hierro de la Cartuxa de “Péra-Manca”. Descendiente de la cuerda más torera de la raza Lusa de Don Manuel “Da Veiga”, hijo del gran “Nativo” que tantos triunfos entregó a Don Pablo Hermoso de Mendoza, y nieto del Coloso “Neptuno”, el padre de raza que hizo grande a Manuel Vidrie.

Este artista que hizo rejoneador a Willy Rodríguez, hoy dijo ante un bravo buraco de encaste Parladé, véanme bien que yo, soy torero bueno, véanme bien que será este el recuerdo más inolvidable de mi arte torero expresivo, lleno de gracia y de lentitud. El ya blanco y añejo “Verniz”, como el vino bueno de la Cartuxa que lo vio nacer, igualando; paró, templó y yendo a la cara del noble enemigo, salió con el toro besando sus pechos con el deseo imposible de alcanzar su vida en un encuentro perfecto.

Llegó a Colombia de potro apenas domado de lomo y se presentó en las grandes plazas con su belleza haciendo las cortesías como preludio de las actuaciones del gran caballo “Belmonte”: “la muleta blanca” de la cuadra de Joao Moura Brass hijo, a quien hizo maestro. Era la segunda parte de la primera década del milenio cuando fue huésped de honor en nuestra casa, donde un descuido de un cuidador polaco que quedó atrapado aquí por unos días, le provocó una fuerte infosura que gracias al buen ojo y a la dedicación y amor a los caballos de mi padre Don Fabio Echeverri Correa, y a los oficios del Doctor José Alejandro Espinosa, se pudo salvar de una muerte dolorosa y pronto volvió a sus andares y a galopar como bailan aquellos que en sus aires llevan esa clase imponente del artista fino: la belleza que llaman “Ángel” y el misterioso salero innato que llaman “Duende”.

A mi me pilló en una vacación en nuestra casa con una orfandad grande de tener caballos toreros, con unos deseos inmensos de volver a domar un caballo de rejones, y con amor lo monté en nuestro picadero de Caballo Bayo. “Verniz de Péra-manca”, me llevó a los recuerdos pasado a los días de práctica en “El Bercial” cuando descubrí el arte de aquel negro azabache, el “Ilusión”, que a mi, me hizo torero.

Disfrute mucho montándo a “Veriz” de joven, cuando aún era Azul-Plateado, llevándolo al toro falso a ese sitio natural que él mismo me enseño cuando a gritos me dijo: “Mira que yo soy hijo del gran Nativo y llevo en el alma el duende torero y en mi cuerpo la sangre del “Neptuno”.

Es esa la fiesta una representación de la vida, donde ser torero, es algo con lo que se nace y se muere. Que Caballo artista, nos ha dejado; bueno valiente torero artista y hermoso.

Fuimos testigos de esta su gran despedida, su dueño el caballero en plaza Willy Rodriguez,
y dos viejos caballeros y maestros del “Arte de Marialba”, Don Luis Miguel Londoño Santamaría y Don Luis Guillermo Echeverri Vélez.

Ayer me preguntó el amigo, porque esa cara que tenía… Ahi está la respuesta… Ayer después de torear un toro le dio un infarto a un viejo amigo, un caballo torero que yo inicié en su doma como caballo de rejones y fue muy bueno… estaba viejo y el corazón le dio para dar una sinfonía de torería pero no le aguantó para más. Salió de la plaza y dejo la vida. Y así las yeguas parirán en la primavera y serán otros los que vendrán a defender esta tradición milenaria que no muere.

Dejar respuesta