Puerta Grande Entre Matices de Salento

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Tarde de contrastes en Salento, donde el encierro puso a prueba el oficio de la terna. Arcila dejó detalles de gusto sin redondear, mientras que Luis David Adame y Jesús Enrique Colombo supieron imponer su tauromaquia para abrir la Puerta Grande con autoridad y verdad.

Redacción: Jerónimo Baquero Toro

Cali – Colombia. La tarde fue un fiel reflejo de la esencia de la tauromaquia: técnica, paciencia y, sobre todo, la capacidad de los toreros para interpretar un encierro de comportamiento variado. El juego de Salento ofreció desde toros con clase y fijeza hasta ejemplares complicados que exigieron oficio y firmeza. En ese contexto, el triunfo terminó decantándose del lado de Luis David Adame y Jesús Enrique Colombo, quienes salieron a hombros tras repartirse cuatro orejas en medio del clamor del público.

JOSÉ ARCILA: GUSTO SIN RÚBRICA

Abrió plaza José Arcila frente a un toro bravo y noble, aunque justo de fuerzas. El espada dejó detalles capoteros con personalidad y, muleta en mano, toreó con exquisita parsimonia. Sus tandas por el pitón derecho, medidas y cargadas de gusto, conectaron con los tendidos; sin embargo, los pinchazos previos al acero diluyeron una labor que quedó en palmas tras aviso.
Con el cuarto, un toro exigente y con clase, Arcila no logró el acoplamiento necesario y su trasteo, intermitente, terminó por dividir la opinión del respetable.

LUIS DAVID ADAME: PODER Y SOBRIEDAD

Luis David Adame volvió a demostrar que atraviesa un momento de claridad y madurez. En su primero, un toro de nota, bravo, encastado y fijo, construyó una faena de poder, basada en muletazos largos y profundos, que mereció mejor suerte con los aceros. El silencio posterior resultó injusto para una labor de gran contenido.

La recompensa llegó en el quinto. Ante un astado noble pero exigente, el mexicano se lució en quites por zapopinas y firmó una faena sobria, templada y bien estructurada. La parsimonia en el mando y una estocada fulminante le valieron las dos orejas de ley.

JESÚS ENRIQUE COLOMBO: DEL INFORTUNIO AL CLÍMAX

La tarde de Jesús Enrique Colombo tuvo altibajos marcados. Devuelto el tercer titular por problemas de visión tras el castigo de varas, salió un sobrero de la misma ganadería que resultó una auténtica papeleta: manso, de arreones y siempre buscando refugio en tablas. Ante la imposibilidad de ligar muletazos, el venezolano dejó una lección de lidia y disposición.
El destino, sin embargo, le reservaba el sexto, un toro bravo y encastado que fue justamente premiado con la vuelta al ruedo. Colombo estuvo pletórico desde el quite por chicuelinas, vibrante y ajustado, hasta una faena de muleta cimentada en el valor, el conocimiento y la vistosidad. El cierre, con estocada certera, rubricó una actuación redonda que le permitió cortar dos orejas y sellar la salida a hombros.

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