Impresentable corrida de Campo Real en la segunda de abono de la Feria de Cali
Redacción: Víctor Diusaba
El torero peruano se valió del oficio y de la entrega para hacerse al mando, en una faena en la que, por momentos, logró sacar de la abulia a los asistentes.
Indigna, impresentable, insufrible, insoportable, inaudita… Podríamos seguir buscando más calificativos, pero quizá bastaría decir que flaco (nunca más apropiado el término) favor se le hace a la fiesta echando una corrida como esta, segunda de abono, que ojalá, pronto y lejos, se lleve el viento. Aunque de poco serviría, porque el hecho está ahí, incontrastable.
Ahora bien, qué difícil resulta intentar entrar en el análisis sobre qué hubo más allá del incumplimiento al mínimo requisito que para una ganadería constituye, y eso lo sabe bien Campo Real, el hecho de presentar una corrida digna de una plaza de primera categoría.
Al fin y al cabo, sí, de partida, se trata de calificar un espectáculo hecho con toros en una tarde en que no los hubo, todo queda condicionado por esa nada pequeña particularidad.
























