1.600.000 Razones Para dar Toros en los Pueblos

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Nunca nadie firmó ley de gravedad tan exacta; como está el toreo, así anda España (tradición libre de Ortega y Gasset). España anda vaciando a sus pueblos de vida, de la misma forma en la que los pueblos de España se vacían de toros. Y es tan así, que España desertiza su geografía social, económica y ecológica en un terrorismo ecológico normativo sin precedentes. España se quema porque España se Vacía. Y el toreo se quema porque el toreo está vacío en los pueblos. Asistimos a un “en buena hora”, lo de José Tomás, como élite de economía, al tiempo que asistimos a la pérdida constante de la base de la geografía social y económica y ecológica del toreo en los pueblos. Contando desde la temporada de 2008, este año restaremos del total de pueblos que daban toros, un 62%. En incremento ascendente imparable. Al tiempo, en dos corridas de cuatro toros, un torero, José Tomás, ha facturado alrededor de 1.600.000 euros.

Redacción: Opinión de C.R.V. – Mundotoro

Madrid – España. Esta desigualad no niega la legitimidad de esos honorarios de 1.600.000 euros. Que, divididos entre ocho toros, da una cantidad de 324.700 euros como honorarios por lidiar un toro. Menos que los honorarios de una contratación de una máxima figura en Las Ventas. Al mismo tiempo que de esta realidad, Asturias, por ejemplo, estaba a punto de no dar toros en un solo pueblo. Cataluña no da hace tiempo. Palma vive como vive y el sesenta y dos por ciento de los pueblos que daban toros en España ya no dan toros. El sesenta y dos por ciento. Pregunto: ¿es compatible detener esta sangría con el elitismo de Jaén y Alicante? No solo lo es, sino que ha de serlo. Sucede que no hacemos nada para así sea.

Ya no me creo que nadie en el toreo, en el fondo, tenga como objetivo que el toreo crezca, sume, se eleve, viva sin estar condenado a sobrevivir al lado de su extinción. Porque, de ser incierta esta creencia, todas y cada una de las instituciones del toreo estarían implicadas, ciento por ciento y con objetivo prioritario, en que no desaparezca ni un pedazo de tierra de toros. Y es una constatación de que esta prioridad es inexistente. Aplaudo sobre manera lo de Jaén, lo de Alicante, los grandes éxitos en Madrid, en Sevilla… Con dos matices. En ese aplauso no entra como receptor la idea de salvar el toreo o ayudar a su futuro y no se aplaude otra cosa que el éxito del toreo de élite. Nada tengo contra las élites, bienaventuradas sean porque son siempre la pasarela Cibeles del toreo. Pero si el toreo es la élite, el toreo ni es cultura, ni es tradición ni es nada. Sólo es el éxito del toreo de un torero o de una plaza. Nada más.

Y si alguien me dice que lo de Alicante o Jaén ayuda a que haya toros en un pueblo de Cantabria, no dice lo correcto. Y si encima habla en nombre del toreo respecto al toreo en los pueblos, resulta ya que no es que diga lo correcto, es que miente. El éxito de la élite ha de ser productivo para las afueras de la zona del éxito en sí. Lo es sin duda alguna que haya grandes éxitos en Madrid y en Sevilla por extensión, por reparto de trabajo y economía (con el dinero de los abonos y ferias se costea temporada) pero los éxitos de un torero en dos tardes puntuales, única y exclusivamente, benefician a, por este orden: a él mismo, a la empresa que lo contrata (muy lejos en el éxito económico) a los cuatro ganaderos que lidian y a los políticos que se suman al rebufo de la buena imagen que da el éxito. Fuera de este estrecho y mínimo ecosistema, no hay más beneficio.

Insisto que, como no puede ser de otra forma, este manejo es, no solo lícito, sino positivo para ese ecosistema. Pero, insisto de la misma forma, que solo para ese círculo de bonificados. Creo mucho más en la aportación de Morante, o de más figuras o modestos, en su forma de gestionar su carrera en pandemia, que en otra legítima realidad exitosa. Creo más en los toros de los pueblos: cuadrillas, ganaderías, pequeños empresarios, puestos de trabajo. El toreo y sus gentes suelen hablar mucho del toreo y su salvación. Hay mucho viva España y mucho himno. Hay mucho decir que mal andamos, mucho llanto, mucho regateo de rebajas, mucho dinero a las propiedades de las plazas, mucha sumisión a la política/políticos. Pero no hay un plan para que España no se vacié de toros.

Puede insistir la FTL en que ellos (los mejores valedores de ellos mismos de forma insistente en excelente ejercicio de su imagen) tratan de recuperar pueblos. Se dan dos circunstancias: que lo hacen solo con dinero público y a expensas de quien da ese dinero y en los sitios de donde procede ese dinero (léase ir a pescar pescado en las pescaderías y no al mar) y, otra, que esos festejos de ¿reconstrucción? son ahora la competencia mas desleal contra el empresario pequeño y un deformar el toreo hacia el festejo de subvención a puerta vacía. Toros a puerta cerrada o similar es otra forma de vaciar a España de toros.

Si pusiéramos el empeño en contar, uno a uno, qué pueblo no da toros ya. Uno a uno. Si pudiéramos hacer un calendario cabal para dar toros y recuperar festejos de forma libre logrando si hace falta acuerdos económicos sectoriales, en cinco años habría toreros en ese 62% de pueblos de España vaciados de toros. Y eso es compatible con toda manifestación elitista del toreo. Lo es y ha de ser así. Pero es curioso como nadie habla, comenta, actúa, piensa o trabaja para el lado de los pueblos y, sin embargo, habla, comenta, dice que actúa y trabaja para el pueblo del toreo. Y eso, en el diccionario de la RAE se define como mentira.

Primero nos cargamos el cartel de banderilleros. Luego satanizamos el mundo del rejoneo y comenzaron los dos consabidos bandos sin expandir el mejor momento de este toreo. Luego nos cargamos insistentemente el cartel ese de los pueblos que lideraba El Cordobés. Vaciamos continente y contenido. La fan zone es estupenda y una idea genial. Pero una genialidad inútil para esos lugares donde un habitante del mundo rural o en precariedad económica jamás aspirará a ver a JT. Sólo aspira a sus toros un día de fiesta en su pueblo. Para mantenerse firmes hasta el próximo año y así sucesivamente.

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