Muerte de un banderillero

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Donde se da cuenta muy escueta de la muerte de un banderillero que a los 42 años había visto cumplido su sueño de entrar en una cuadrilla del llamado grupo especial, las de toreros de las grandes ferias. La cuadrilla de El Fundi y en la que fue su temporada de consagración como gran maestro.

Tetrapléjico a consecuencia de una cogida sufrida en junio de 2008, estaba internado desde entonces en el centro de paraplejias de Toledo. La muerte, por una neumonía

EL BANDERILLERO ADRIÁN GÓMEZ falleció la pasada madrugada en el Hospital 12 de Octubre de Madrid, donde permanecía ingresado hacía algunos días. Adrián Gómez quedó parapléjico a consecuencia de una cogida sufrida en la plaza de toros de Torrejón de Ardoz (Madrid) en junio de 2008. La cogida se produjo de manera fortuita y desafortunada. Perseguido al salir de un par de banderillas por un novillo del hierro de Antonio San Román, Adrián llegó a encaramarse y montarse sobre las tablas de barrera pero, en un exceso de confianza, no ganó el callejón en el salto. El toro lo empaló por una pierna y lo sacó al ruedo de violento testarazo. Adrián cayó al suelo en plancha desde una altura de poco más de dos metros. La cogida y caída hicieron evocar otras tres de resultados y lesiones irreversibles: las de los ilustres matadores Christian Montcouquiol “Nimeño II” y Julio Robles o la de banderillero y doblador de encierros Ciriaco Díez.

En la enfermería de la plaza de Torrejón se dispuso su traslado urgente al hospital donde acaba de fallecer dos años y cuatro meses después del percance. El diagnóstico de sección de médula espinal confirmó los peores presagios. Tras una intervención quirúrgica, Adrián, privado por completo de movilidad, fue instalado durante el verano de 2008 en el Centro Especial de Parapléjicos de Toledo. Quienes lo han visitado o tratado con asiduidad durante ese tiempo han ponderado su capacidad de resistencia, su voluntad y su optimismo.

El fatal accidente de Torrejón sobrevino justamente cuando Adrián Gómez, enrolado aquella tarde en la cuadrilla del novillero Miguel Luque, acababa de dar el salto más importante de su carrera: integrarse como tercero en la cuadrilla de un matador de toros de “grupo especial” –que torean un mínimo de 35 funciones al año- y pasar, por tanto, a formar parte de los elegidos entre los centenares de toreros de su gremio.

Un tercero de cuadrilla cumple con cuatro misiones fundamentales: apuntillar los dos toros del lote de su matador, prender el segundo de los tres pares de banderillas de cada tercio, proteger el caballo de pica que guarda turno o “hacer puerta” sin intervenir y cortar en quites la salida de otros banderilleros. El percance de Torrejón se produjo sin que pudiera ser cortado el novillo que hirió a Adrián.

Nacido en Casarrubios del Monte (Toledo) en 1968, criado en el barrio madrileño de Carabanchel, Adrián Gómez ingresó todavía adolescente en la Escuela Taurina de Madrid y allí fue compañero y amigo de  tres toreros que, muy brillantes, formaron una terna de becerristas noveles que en las temporadas de 1983 y 1984 toreó por muchas plazas españolas: El BoteEl Fundi y Joselito. Para los tres fue bastante distinto el destino. Como para todos los toreros de su generación.

Adrián Gómez llegó a torear novilladas picadas pero no a debutar en la plaza de Madrid. Su breve carrera de matador pareció enseguida una utopía y decidió hacerse banderillero. De toda clase de festejos. Durante años estuvo alternando el oficio de torear con el de trabajador de la construcción. Era, por tanto, torero vocacional. El Fundi decidió acoplarlo como tercero de su cuadrilla en el invierno de 2008, en la que fue, por cierto, la temporada más brillante de su historial.

Sólo cuatro meses pudo disfrutar Adrián Gómez de la gloria no menor de ser fijo de una cuadrilla “especial”. Tras el percance de Torrejón, el propio Fundi se encargó de movilizar a la profesión entera para solidarizarse con el torero herido, y en  su beneficio se organizó en marzo de 2009 un festival lujoso con la intervención desinteresada de JoselitoMorante o El Juli entre otros. El Fundi lamentó ayer que tal vez hubieran pecado los propios toreros de “haberlo olvidado últimamente un poco”.

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