MIXTA MEDELLÍN: TOROS EXIGENTES, TOREROS A LA ALTURA

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Redacción: Andrea López – Foto: Miguel Morales

El ganadero salió contento de una corrida que en lo particular me dejó desconcertada

Medellín – Colombia. Medellín ha sido una plaza torerista. Un pequeño sector del tendido 5 y mis amigos de 4 son completamente toristas pero siempre han sido una minoría dentro de un público alegre que va a toros a disfrutar más que a exigir, sin embargo hoy, todos parecían enviados del tendido 7 de Madrid y el rigor apuntó a los toreros.

Corrida dispareja de presentación, seria, exigente, por momentos mal entendida por los de a pie pero los toros tampoco fueron para tanto.

Uno de los comentarios que escuché al salir fue que “en otras manos…” tal vez si, tal vez no, lo cierto es que se encontraron con los toreros colombianos que si bien cometieron errores, tuvieron actuaciones dignas ante toros con comportamientos muy extraños.

Voy a mis notas y transcribo lo que vi en cada uno de los toros. El primero, “toro que no humilla y sale abanto”. El segundo, “negro listón aplaudido de salida. Sin fuerza y muy soso”. Luminoso, el tercero, “jabonero sucio anovillado y sin transmisión”. 13 de mayo, al que le dieron la vuelta al ruedo, “con la cara alta todo el tiempo, permitió dos tandas citándolo de largo y hasta ahí llegó”. El quinto fue un novillo de nombre Gabriel. “Tobillero, más pendiente del torero que de la muleta”. Y sobre Toño escribí, “novillo negro, aplaudido de salida, había que perderle dos pasos después de cada muletazo para que no se quedara en los muslos del torero”.

¿Fue una corrida mala? No. Pero tampoco buena.

Sobre los toreros debo decir que en general fue una corrida para lidiar y que desafortunadamente los toreros ahora pretenden aplicar el llamado toreo fundamental a todos los toros y eso es imposible. Tienen que sentarse a ver muchos videos de Roberto Domínguez y olvidarse de Morante porque hay toros que son para poderles más que para sacarles grandes faenas. Aunque cuidado, que con toros así también hemos visto faenas inolvidables y ya que estamos con los colombianos solo voy a citar a César Rincón con Bastonito.

Guerrita Chico se dobló con el toro al inicio de su faena. Un par de tandas bien logradas, sonó la música y llegaron los molinetes, el toreo hacia fuera con un toro que exigía mando. Un aviso y silencio. Estuvo mejor en el tercero. Toro al que tuvo que lidiar tras la cogida de David Martínez saliendo de su tercer par de banderillas. Logró momentos interesantes que el extraño público no quiso ver porque consideró que el caleño debía pasaportar pronto a Luminoso.

Nos quedamos con ganas de ver a David Martínez quien había ilusionado con la capa pero se quedó en la cara del toro en el tercer par de banderillas, el toro lo prendió por la cara interna del muslo derecho y aunque en principio las noticias fueron alentadoras por tratarse de una cornada limpia, en la revisión posterior encontraron tres trayectorias y la última noticia que recibimos de parte de su mozo de espadas es que a las nueve de la noche estaban esperando un quirófano en el Hospital Pablo Tobón Uribe para intervenir al torero.

Voluntad y ganas de agradar tuvo Moreno Muñoz ante su soso oponente. Guillermo Valencia fue el único que saludó desde el tercio después de dejar unos doblones que el toro necesitaba para enseñarle a embestir y un par de tandas más que le permitió 13 de mayo, un toro más alto que el torero al que mató de milagro porque no alcanzaba a verle el morrillo.

Se nota evolución en el toreo de Andrés Bedoya a quien llevamos viendo varios años como novillero. No la tuvo fácil ante un toro que no dejó de mirarle los tobillos y al que intentó torear cuando había que lidiar.

Detalles interesantes de Juan Sebastián Hernández ante un novillo que no permitía ligar la faena. Había que perderle dos pasos después de cada muletazo y al no haber ligazón, tampoco hay emoción.

Quien escribe tenía dos opciones al redactar esta crónica. Quedar bien con el público y decir que El Manzanal trajo toros que en otras manos eran de indulto o recurrir a la ética y escribir lo que desde mi subjetiva visión percibí, partiendo siempre de poder estar equivocada, pues como decía el Maestro Ramón Ospina, “de toros no saben ni las vacas”.

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